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Por Publicado el: 12/04/2025Categorías: En vivo

La Pasión según San Juan de Vox Luminis y la Orquesta Barroca de Friburgo. Una escalera al cielo

La Pasión según San Juan de Vox Luminis y la Orquesta Barroca de Friburgo. Una escalera al cielo

La Pasión según San Juan, de J. S. Bach. Vox Luminis y la Orquesta Barroca de Friburgo. Director Vox Luminis: Lionel Meunier. Concertino O. B. Friburgo: Petra Müllejans. Evangelista: Raphael Höhn.  Conciertos Impacta. Madrid, Auditorio Nacional. Fecha: Jueves, 10 de abril de 2025. Aforo prácticamente completo.

Vox-Luminis

Vox Luminis

De la mano de IMPACTA, y tras la presentación las dos últimas temporadas de la Pasión según San Mateo, la Freiburger Barockorchester y el coro Vox Luminis interpretaron el pasado jueves en un Auditorio Nacional ocupado casi al completo la otra gran Pasión, la de San Juan, una obra a la que no sólo el aficionado actual, sino también el mismo Bach dio gran valor en su día, pues fue una de las pocas que revisó y repuso intermitentemente hasta el final de su vida.

Uno, que procura viajar siempre con alguna de sus obras para tecla en la mochila como quien lleva ceniza en la frente, comparte el pasmo y el deleite que las obras de Bach provocan en el creyente. En el creyente musical, quiero decir, pero también en el religioso. Y, aunque esto va en gustos, no cuesta imaginar que éste pueda preferir la Pasión según San Juan, de sensibilidad más contemporánea, más dramática y contundente, a la de San Mateo, más contemplativa.

Al igual que en esta última, la música desarrolla el drama en varias capas o niveles: las arias detienen la narrativa trágica del Evangelista para reflexionar sobre la acción, y los corales, que ofrecen momentos de exaltación, nos devuelven al presente, centrando el mensaje en la asamblea de fieles. Pero en la primera, para realzar el dramatismo, además de utilizar textos poéticos de otros autores, Bach insertó sobre la línea argumental del Evangelio de san Juan dos episodios del de san Mateo (el canto del gallo después de que Pedro niegue conocer a Jesús y el terremoto que sigue a la crucifixión), y convirtió el coro no sólo en un comentarista, sino en un participante activo en la trama.

Por aquello del decoro exigible en Viernes Santo, no resulta difícil imaginar por qué fue esta obra objeto de las recriminaciones del Consistorio Municipal de Leipzig tanto en su estreno (1724, hoy día la versión más habitual), como en sucesivas reposiciones; basta pensar en las turbas exigiendo a Pilatos la crucifixión, o en el sorteo de la túnica de Cristo al pie de la cruz, para comprender su fuerza operística.

Claro que esta Pasión, y éste fue sin duda un argumento decisivo a favor de Bach, es también una meditación, o quizá mejor, una oración, y su subtexto teológico aflora explícitamente en números como el aria para tenor Erwäge, wie sein blutgefärbter Rücken, o en el coral Durch dein Gefängnis: el sufrimiento de Cristo, su sangre en el martirio, es un arco iris que abre al creyente el camino de la salvación, una escalera al cielo.

Si reprimimos ahora, por inútil, la tentación de comparar épocas y valores y volvemos la mirada hacia el cañamazo musical de la obra, observaremos en primer lugar que Bach la instrumentó para voces solistas, coro a cuatro partes, cuerdas y bajo continuo, con papel preponderante para dos pares de flautas traversas y oboes (también da caccia), que otorgan a la partitura una tímbrica característica, acentuada por el uso de instrumentos ya en su época desusados, como laúd, viola d’amore y viola da gamba.

En su versión, la O. B. Friburgo (sin duda una de las más prestigiosas agrupaciones historicistas de Europa), actuó bajo la supervisión de su concertino, Petra Müllejans, elevada sobre un podio lateral, y situó los dos traversos en el centro visual del escenario, añadiendo al bajo continuo (órgano, laúd, cellos y contrabajo) dos fagotes, y con una disposición de cuerdas 4/3/2/2/1. Lamentablemente, la megafonía del Auditorio anunció al inicio que, “por un problema mecánico” (sic) la viola d’amore (obligada en dos números de la obra) sería sustituida por dos violines. Un incidente incomprensible en una agrupación de este nivel.

Más allá de este problema, la Orquesta brilló en todo momento por la búsqueda de un sonido homogéneo, compacto, equilibrado y rico en matices, tal vez en detrimento de la posibilidad de destacar líneas, como podría haber sido el caso al subrayar los encuentros disonantes de vientos sobre la agitada figuración de semicorcheas en la cuerda en el poderoso coro inicial Herr unser Herrscher o entre las líneas de los magníficos corales (O grose Liebe, Wer hat dich so geschlagen o Er nahm alles wohl) que dan abundante ocasión para ello en el desarrollo de la obra.

Mención especial merecen traversos, oboes y el viola da gamba argentino Juan Manuel Quintana, que dejó muestra de su excelencia en el aria para alto y viola da gamba obligada Es ist vollbracht! (Todo se ha consumado), uno de los fragmentos más celebrados de esta Pasión.

Lionel-Meunier-Vox-Luminis-Freiburger-Barockorchester. La Pasión según San Juan

Lionel Meunier, Vox Luminis, Freiburger Barockorchester

El coro belga Vox Luminis, dirigido por el bajo francés Lionel Meunier, no anda a la zaga de sus compañeros de Friburgo: su dicción alemana es nítida, y puede permitirse el lujo de asignar a varios de sus diecisiete miembros la ejecución de arias en principio destinadas a grandes solistas. Lionel Meunier optó por diluir los aspectos operísticos, y sólo el Evangelista permaneció en un lugar central, entre el semicírculo del coro y la última fila de instrumentistas.

Los demás solistas vocales salían del coro y regresaban a él después de cantar sus arias en el centro del escenario, detrás de los dos traversos. La preferencia por el empaste y la belleza del sonido quedó clara desde el coro inicial, y bien podemos añadir el cuidado por los matices de intensidad, siempre dentro de los límites marcados por la interpretación históricamente informada, y, en especial, por el fraseo, cuyas respiraciones ayudaron en todo momento a la inteligibilidad del discurso musical.

Excelentes las intervenciones del coro subrayando expresivamente la narración (Jesum von Nazareth!; Wir dürfen niemand töten; Kreuzige, Kreuzige; Wohin?), o en el aria para bajo “Mein teurer Heiland, laß dich fragen”, en la que canta muy hermosas frases en segundo plano. El coro tuvo además intervenciones destacadas en Lasset uns den nicht zerteilen (Sorteo de la túnica de Cristo), así como en los corales, casi todos de apabullante sencillez y belleza (O grose Liebe; Wer hat dich so geschlagen; Durch dein Gefängnis o In meines Herzens Grunde).

Sobresaliente el final de la obra, que presenta uno de sus pasajes más celebrados, el rondó Ruht wohl, ihr heiligen Gebeine (Descansad en paz, sagrados restos), que dejó al oyente clavado en su silla, y el coral final, Ach Herr, laß dei lieb Englein, con su ocasión ideal para el contraste dinámico, que Vox Luminis resolvió con un magistral crescendo progresivo.

Entre los solistas destacaron Erika Tandiono en su difícil aria con dos traversos obligados Ich folge dir gleichfalls, con volatas que exigen fiato y buen fraseo, y que la soprano indonesia presentó con solvencia, quizá con menos brillantez en el registro grave, y la también soprano Viola Blache, de hermoso timbre y buena línea de canto, pero algo escasa de aliento en la tan comprometida como hermosa aria Zerfließe, mein Herze, con traverso y oboe da caccia obligados (excelentes ambos instrumentistas).

El contratenor Alexander Chance (hijo de Michael Chance), de proyección algo mejorable en el registro grave, pero excelente en el agudo, destacó en su aria Von den Stricken meiner Sünden, con dos oboes obligados, afrontando con resolución sus constantes pares de notas ligadas, y brilló en especial en la ya mencionada Es ist vollbracht!, con viola da gamba obligada, por su buen fiato y por la ágil coloratura en la sorprendente sección central contrastante.

Excelentes también los tenores Richard Resch, de gran caudal (aria Ach, mein Sinn, con varias notas arriesgadas bien resueltas y ritmo apuntillado), y el bajo Sebastian Myrus, de hermosos sonidos agudos, baritonales, que defendió el arioso para bajo Betracht, meine Seel bellísimo fragmento, quizá interpretado en un tempo moroso en exceso (y que debería haber contado con sus dos violas d’amor obligadas), y el aria para bajo y coro Mein teurer Heiland, laß dich fragen.

El tenor Vojtech Semerád dijo muy bien su Erwäge, wie sein blutgefärbter Rücken, un aria ternaria exigente (que también debería haber contado con las dos violas d’amor), con una sección central de carácter melismático, a la que Semerád aplicó buenos reguladores.

Mención especial merecen el Jesús de Lionel Meunier (bajo), de bello y bien proyectado timbre, y que desde su puesto en el coro se limitó como director a dar entradas y sugerir matices, y el Pilato de Lòrànt Najbauer, un bajo de voz enérgica que dio el tono adecuado a su poderoso pero siniestro personaje. Bienaventurado un coro que puede permitirse prescindir de la intervención solista de la soprano Zsuzsi Tòth, muy elogiada por sus brillantes intervenciones en anteriores visitas de la agrupación, pero en esta jornada sin especial protagonismo.

Caso aparte y de muy especial mención el del tenor Raphael Höhn, bien conocido por su interpretación del Evangelista en la producción de la Netherlands Bach Society con dirección de Van Veldhoven, disponible en YouTube. Si la representación del afecto es tanto o más importante que la belleza del sonido, Höhn, con una equilibrada narrativa que alterna la ternura, la piedad, la sorpresa y la energía, narra con la voz, y se sitúa así entre los mejores Evangelistas de la actualidad, como Daniel Johannsen (con René Jacobs y Rudolf Lutz), Mark Padmore (con Herreweghe), y Nick Pritchard (con J. E. Gardiner en su segunda grabación, de 2021).

Magnífico Höhn, por ejemplo, en la negación de Pedro (recitativo y coro Und Hannas sandte ihn gebunden), desplegando su maravillosa línea cromática, combinada con expresivos intervalos punzantes, “Y lloró amargamente tras el canto del gallo”.

Como ven, se me caen de las manos las razones para afirmar que también desde el punto de vista musical esta Pasión según San Juan ha resultado una escalera al cielo. A pesar de ello, resultó un tanto desequilibrada la programación, con una primera parte de 35 minutos y una segunda de hora y cuarto tras el intermedio, a pesar de los anunciados 50 minutos por parte. Cierto que la división es del propio Bach, que debía respetar el sermón a incluir entre ambas partes. Magnífico, por último, el programa de mano, que incluía, aparte de los oportunos comentarios críticos de Inés Fernández Arias, el texto completo de la Pasión.

La ovación del público fue de gala, en especial para el contratenor Alexander Chance, la soprano Viola Blache y el Evangelista Raphael Höhn. Casi 10 minutos de aplausos, que aún seguían mientras se retiraban los músicos, es de imaginar que tan satisfechos como los espectadores.

Emilio Fernández Álvarez

Un comentario

  1. Foloresgernandez 12/04/2025 a las 21:54 - Responder

    Voces y música celestiales una oración al cielo en Pascua 2925

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