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Por Publicado el: 12/04/2021Categorías: Noticias

La peculiar situación administrativa de la Fundación Arena de Verona debe hacer frente a 34 millones de deuda

La peculiar situación administrativa de la Fundación Arena de Verona debe hacer frente a 34 millones de deuda

Las características geográficas y culturales de Verona sitúan a la Fundación entre las más privilegiadas de las 14 entidades líricas italianas, condiciones que sus sucesivos equipos de dirección supuestamente podrían haber utilizado en beneficio propio

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Fundación Arena de Verona

A la espera del avance y resolución del caso spartito, una investigación policial que sacudió los teatros de ópera de Turín, Milán, Palermo y Florencia en noviembre por presuntos delitos de corrupción, abuso de poder, licitaciones y contratos manipulados, el diario Toscana Today ha puesto en relieve el volumen de deuda que acumula la Fundación Arena de Verona, señalando la situación administrativa de la Fundación y la competencia de sus gestores como principal motivo de este agujero en los presupuestos.

Según este medio, las principales ventajas de la Fundación Arena de Verona son su condición poblacional, de 257.000 habitantes – frente a los 2,873 millones de Roma o los 1,352 de Milán -, y su situación cultural, con el Festival de Ópera de verano que cada año atrae a miles de turistas. La magnitud del evento eclipsa el resto de la actividad de la Fundación, que también es responsable de la temporada de ópera y el ciclo sinfónica anual del Teatro Filarmónico. Esta es otra de las anomalías de la Fundación de Verona frente a las otras 13 que componen el conjunto de Fundaciones líricas de Italia – la Fundación Petruzzelli, el Teatro Comunale de Bolonia, el Teatro Lírico de Cagliari, el Maggio Musicale Fiorentino, el Teatro Carlo Felice de Génova, el Teatro San Carlo de Nápoles, el Teatro alla Scala de Milán, el Massimo de Palermo, el Teatro de la Ópera de Roma, la Accademia Nazionale di Santa Cecilia de Roma, el Teatro Regio de Turín, el Lirico Giuseppe Verdi de Trieste y La Fenice de Venecia -: “el Teatro Filarmónico no es propiedad del municipio sino de la Accademia Filarmónica, entidad privada que alquila el espacio a Verona y lo cede a la Fundación para su uso. Si la administración construyese un Teatro Municipal se reducirían los costes de la gestión al aumentarse los espacios escénicos”, indica Toscana Today.

Estos motivos, señala el diario, hacen de la Fundación de Verona una institución que ha recibido un alto volumen de ingresos y apenas ha tenido que competir con otras realidades, por pequeñas que estas pudieran ser. Esta sería la raíz del pánico que vivió la Fundación cuando la crisis sanitaria obligó a cancelar el Festival y posponer la temporada de ópera: “la falta de costumbre a afrontar situaciones de emergencia”. A esto se suma una maraña burocrática que en lugar de solucionar ha parcheado el presupuesto para que esté equilibrado, indica.

La dificultad orgánica de la gestión cultural de un teatro de ópera trató de aliviarse con la Ley Veltroni, que impulsaba la contratación de consultores, gestores y abogados que contribuyesen al saneamiento de la administración pero que, como se ha demostrado en la práctica, carecen de experiencia artística. Otro error de base que señala el diario es el vínculo entre los teatros italianos y el gobierno local, que convierte a los ayuntamientos en socios fundadores y a los alcaldes en presidentes. Por esta lógica, el director de la Fundación Arena de Verona fue, desde 2008 a 2016, un perito agrícola.

La deuda del teatro ha aumentado hasta los 34 millones de euros con la declaración de la pandemia y la plantilla de empleados se ha reducido en un 20% durante los últimos 5 años – no se han hecho más que contrataciones temporales en función de las necesidades artísticas de ciertas representaciones -.

Esta situación, concluye el diario, solo podrá solucionarse tras un “vuelco legislativo que limpie las decisiones que se aprobaron por urgencia y garantice el recibimiento de subvenciones y el cumplimiento de los controles necesarios para que los empleados de la Fundación puedan cumplir con su trabajo: que el arte y la cultura vuelven a los escenarios y nos salven de la barbarie que estamos presenciando”.

Lea el artículo en este enlace.

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