Pena, penita, pena
La verdad es que hoy me dan un poco de pena López López y Clavero. Les estoy viendo con mis cámaras satélite encerrados en una habitación del Auditorio Nacional rodeados de números que no saben cómo cuadrar o cómo apañar para poder presentar algo razonable a sus jefes. Y es que la cosa tiene poco arreglo.
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