Nuestras peticiones a los Reyes Magos para 2023
Como cada año, recogemos en este espacio los deseos de los críticos que construyen Beckmesser cada día
Les dejamos aquí lo que algunos de nosotros, escribanos en este medio, hemos pedido a los Reyes Magos para 2023. Reconocemos un cierto desánimo a la hora de elaborar nuestras peticiones, tal vez porque llevamos años con muchos reveses y porque algunos de estos regalos, pedidos insistentemente año tras año, han debido ser ambiciosos en demasía y siguen pendientes. Recogemos aquí nuestras peticiones y os dejamos, junto a los zapatos, algunas vituallas para vosotros y para para vuestros pajes -por cierto y cuidado ¿los tenéis en nómina o son eventuales?- y camellos, que posiblemente la futura ley de animales no permita que os acompañen el año que viene cargando tanto pesado regalo.
- Este año, queridos Reyes, quisiéramos volver a pedir que los niños os puedan escribir en nuestro lenguaje español común, para que les sea más fácil y para que vosotros no necesitéis de traductores adicionales.
- Que la gente lea, se interese, se informe y deje de comportarse como borregos.
- Que las televisiones públicas estén al servicio de todos nosotros y no al de los políticos que las gobiernan y que, cuando pongan la cuarta dosis a nuestros políticos, les inyecten un microchip que les haga crecer la nariz cada vez que mientan. Que a los políticos de todos los colores les caiga encima una bomba de cultura y aprendan de una vez a dirigirse a los ciudadanos en el lenguaje que estos merecen. Que a todos, independientemente de cuáles sean nuestras preferencias políticas, se nos devuelva la posibilidad de no avergonzarnos al escuchar lo que se dice todos los días en nuestro Parlamento. Que estos mismos políticos asuman que la música no es un simple entretenimiento, sino una misión para que la sociedad mejore mentalmente, que no sólo debe hacerlo físicamente, aunque haya a quien le convenga que sea sólo eso.
- Que se acaben los concursos ideados por algunos políticos para poder elegir un cargo sin mojarse directamente, recurriendo a jurados nombrados con instrucciones finales incluidas. Mejor a dedo y asumiendo la responsabilidad.
- A los Jurados de los Premios Nacional de Música, lucidez, tino, perspectiva y honradez para dejar de hacer el ridículo.
- Que los organizadores de conciertos superen las dificultades económicas, que recuperen su público previo a la pandemia y también comprendan que esto es cosa de todos y que sin su apoyo las webs musicales no pueden subsistir. Que se den cuenta de una vez que algunos medios en webs tienen mucha mayor difusión que otros en papel y no sean rácanos con nuestras míseras tarifas.
- Que las revistas de música clásica dejen de ser sucursales de los artistas y discográficas y hablen de una vez de música y solo de música y que los críticos se formen un poco más, escuchen más música y dejen de decir tonterías.
- Que los periódicos den más espacio a la música clásica.
- Que Radio Clásica se recicle de nuevo, dando entrada a gente que sepa algo de música, prescindiendo de intrusos e ignorantes.
- Que las firmas discográficas permitan una mejor utilización de los enlaces, para poder criticar los discos.
- Que los programadores dejen de confeccionar los mismos programas de siempre y los directores artísticos de los teatros de todo el mundo se dejen de machacarnos con sus gustos escénicos y respeten los libretos y aquello en lo que pensaban los compositores.
- Que haya más igualdad a la hora de conceder subvenciones desde el INAEM a los proyectos líricos de las distintas asociaciones de amigos de la ópera que pueblan nuestra geografía.
- Que el Real, el Liceo y el Maestranza abran aún más la participación de cantantes españoles, que los hay muy buenos –en bastantes casos mejores que los foráneos- en casi todas las cuerdas.
- Que se den mayores oportunidades a los artistas jóvenes.
- Que haya buen olfato para encontrar al sustituto/a de David Afkham en la Orquesta Nacional y a Félix Palomero, director técnico de la OCNE, una dosis de vacuna anti Malandra de la Porra, para lidiar la que se le puede venir encima.
- Que se abran caminos para que puedan estrenarse óperas salidas de la pluma de nuestros músicos y que generalmente acaban durmiendo el sueño de los justos.
- Que haya más presencia de nuestra música sinfónica decimonónica en la programación de nuestras Orquestas y de nuestro patrimonio histórico operístico en la de los principales y subvencionados Teatros.
- Que los teatros de ópera españoles programaran el Anillo del Nibelungo en una semana, tal como este mismo año se ofrece en la Staatsoper de Berlín, la Semperoper de Dresde, la Ópera de Budapest y el Festival de Bayreuth.
- Que nuestros teatros nos permitan disfrutar de auténticas excelencias en el podio. Me conformaría con que las primeras elecciones recayeran en Kirill Petrenko, Christian Thielemann y Antonio Pappano.
- Que el Teatro de la Maestranza de Sevilla se haga eco de la afición a la zarzuela en la ciudad y que programe de nuevo este género. Y ya puestos, ¿por qué no un pequeño festival de zarzuela?
- Un año más (¡y van…!), que se arregle definitivamente el problema de la financiación de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
- Que se refresque el repertorio de abono de dicha orquesta, que ya se van repitiendo ciclos y obras más de lo debido.
- Que se aborde de una vez el siempre propuesto y nunca abordado Festival Sevilla Ciudad de la Ópera. Son más de ciento ochenta las óperas relacionadas con la ciudad y con mucho menos que eso se han montado festivales de fama internacional.
- Que se renueve la lápida del tenor, compositor y maestro de canto sevillano Manuel García en el cementerio Père Lachaise de París, para que no se pierda la última memoria material de su existencia. Y, de camino, que el ayuntamiento sevillano y los Amigos de la Ópera de la ciudad coloquen una lápida conmemorativa en la calle donde nació García.
- Que no siga siendo más fácil en ciudades como Granada, Málaga, Córdoba o Sevilla escuchar a una orquesta extranjera antes que a las propias orquestas andaluzas.
- Que todas las administraciones pongan de su parte para conmemorar como se merece el centenario de la fundación por Manuel de Falla de la Orquesta Bética de Cámara de Sevilla.
- Un milagro supremo a la Orquesta y Coro de Cámara de Extremadura, para salir airosos el 26 y 27 de enero del reto de interpretar Parsifal en el nada wagneriano Palacio de Congresos de Badajoz.
- A Gloria Tello, Presidenta del Palau de la Música de València, una botella de champán para celebrar y cumplir el objetivo de reinaugurar el Palau de la Música el 9 de octubre (¡de 2023!), día de la Comunitat Valenciana.
- Al Teatro Real, modestia, realismo y sentido común.
- Al jefe, nuestro cariño y deseos de una total recuperación y muchas películas, operas, conciertos y libros para su iPad en las largas horas de suplicio que le esperan sentado en un butacón periódicamente. También nuestros deseos de recuperación para esos grandes artistas en horas bajas de salud.
- Pero este año pensamos en algo más, en girar la cabeza y mirar qué nos falla a nosotr@s, críticos, divulgadores y periodistas, para conseguir que el público llene las salas de conciertos.1. La crítica es una reflexión informada que trata de poner en contexto una obra musical y facilitar los códigos al lector para entender su dimensión real. No se trata de envilecerse ni de halagarse. Ni de acaparar protagonismo ni de escurrir el bulto. Es, aprovechando la formación y la experiencia, intentar entender qué pretende hacer un determinado artista, ver si lo logra, y si el resultado es o no pertinente. No se trata de “caló en los agudos” o “multiplicó las morcillas en la cadencia conclusiva”. Desde la óptica más exageradamente positiva, l@s crític@s somos traductores de la intencionalidad de la música. Desde el más enconado pesimismo, intermediarios innecesarios. Ojalá los RR. MM. nos traigan este año la habilidad de reflexionar sin petulancia, de observar sin manierismo, de conocer sin prepotencia y de expresar sin artificio.
- La divulgación pretende devolver la cercanía del público a la obra musical. La mayor parte del repertorio que escuchamos hoy día pertenece a otras épocas, con códigos remotos, alterados o simplemente perdidos. La divulgación permite dispersar la bruma, acercar la verdad de lo que suena a la de quien lo escucha. Ojalá Sus Majestades nos regalen la manera de dar contenido a los artículos, las notas a programa, los vídeos divulgativos o los cursos de apreciación de tal manera que las salas de conciertos se vayan llenando de un público bien informado, más consciente del hecho cultural, más responsable del legado artístico y que disfrute también en mayor medida.
- La información cultural, la elaboración de noticias o las notas de prensa son parte esencial de un mundo con cada vez menos capacidad de atención y más facilidad para perderse en la nadería. Que los RR.MM. nos iluminen para que sepamos transmitir las información que conforma al espíritu crítico con el entusiasmo preciso pero sin parcialidad; con pasión desmedida pero sin sarcasmo; con inteligencia pero sin altanería.
- En definitiva, que seamos más certeros este año que comienza en acercarnos al alma de todos ustedes. Ya lo decía Vicente Valero: “El alma es sólo lo que vemos cuando suena la música, / cuando todo da vueltas a nuestro alrededor, mientras bailamos / y todavía tenemos la noche por delante”.
Posdata: Tenemos esta noche la alarma conectada, no vaya a ser que nos entren okupas y se coman y beban las provisiones que os hemos dejado, pero encontrareis en lo alto de la chimenea, por donde entráis, la llave magnética de la alarma. Por favor, olvidaros del carbón y sed generosos.
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