Recomendación: Sokolov, piano sorpresivo
Piano sorpresivo
Es frecuente anunciar programas que por unas razones u otras acaban siendo trastocados, cambiados, reducidos, ampliados, etc., bien porque el programador hace las cosas regular, bien porque haciéndolas como es debido, el artista es incontrolable. ¿Recuerdan al caprichoso y muy sobrevalorado Friedrich Gulda, que ni siquiera anunciaba lo que acabaría tocando porque ese es un asunto que solo la inspiración del momento ha de decidir? Grigory Sokolov, creo, no ha llegado nunca a tanto, pero sí suele anunciar con poco tiempo sus programas; o cambiarlos. Digo y recuerdo estas cosas porque entiendo poco la distribución de obras que se anuncia en el recital del que estamos hablando. Primer parte, Beethoven, dos composiciones con una duración de unos tres cuartos de hora; segunda, Brahms, menos de media hora. A lo mejor es que el maniático soy yo. Pero, ¿no les parece que hay una cierta descompensación? ¿Qué tal añadir un poquito más de Brahms en la segunda parte? Lo hay, y muy adecuado, como estarán pensando. Veremos.
Con todo, un programa interesante, protagonizado por uno de los pianistas más interesantes del circuito. La Sonata nújm.3 en Do mayor Op.2/3 es un ´obrón´, con un precioso Adagio, que arrastra la falsa marca de obra de juventud. Les sucede lo mismo a los maravillosos Op.18. Es cierto que cuando Beethoven la escribe anda muy preocupado por ciertos asuntos propios del virtuoso, pero uno no puede permitir que los árboles le tapen la sombra al bosque. La música en esta sonata fluye con una pasmosa naturalidad, emanando de ella una nobleza que alumbra en su autor gestas posteriores más aceptadas, aunque no siempre tan bien facturadas. Hay que valorar más el primer piano de Beethoven, que a fuerza de no ser escuchado se convierte en una especie de injusta hermana pobre del ciclo. Sokolov escoge para seguir una obra de última época, las Bagatelas de la Op.119, once piececillas que la mayor parte de los pianistas nos entregan como si fueran un accidente en la cabeza del maestro, genio ya en otras esferas. Es una suerte que las haya escogido; quiero pensar que romperá ese tópico y nos las entregará como una maravilla de la música serena y reflexiva que es, producto de la mente de un hombre cansado de escribir para los demás y deseoso de hacerlo para él mismo. O quizá para nadie. Y, si no hay cambios, el fin de fiesta puede ser fenomenal, con más música última, las Op.118 de un Brahms quizá no tan agotado, pero, como Beethoven, muy necesitado de una soledad absolutamente no compartida. Músicas terminales que se entienden como geniales ejercicios de abstracción, pero que en el fondo constituyen el relato más fidedigno de ese cansancio.
Sokolov siempre puede sorprender. No hay que dejar de escucharle, porque, sentado al piano, su capacidad para emitir juicios sorpresivos no tiene límite. Nunca es igual. Así que atentos, Abran bien sus mentes. Y su corazón. Pedro González Mira
Grigory Sokolov, piano. Obras de Beethoven y Brahms. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Lunes 4, 19.30. Entre 32 y 65 €.
No se si se indica mal en algún lugar pero en la segunda parte toca también el op. 119 de Brahms. Así lo hizo en Pamplona por lo menos. No sé si lo ha acortado. Así son aproximadamente 45 minutos. Si le unimos 6 propinas, no está mal ¿No?
Por cierto, sali encantado del recital del Martes. No se lo pierdan.