Brundibar: Poesía y horror
Poesía y horror
A comienzos de la década de los 90 del siglo pasado, o sea en plena era dorada del disco, el sello Decca encargó a una serie de intérpretes grabaciones de con músicas de Ernest Krenek, Erich Korngold, Berthold Goldschmidt, Viktor Ullman, Franz Schreker, Franz Waxman, Ernest Toch, Paul Hindemith, Walter Braunfels, Hans Eisler y Hans Krása. Es decir, los compositores cuya música el señor Gobbels y compañía habían estigmatizado con el nombre de ´Entartete Musik´ (´Música degenerada´). Se trataba de recuperar obras perdidas, destruidas o simplemente prohibidas por los guardianes del Tercer Reich, o también creaciones realizadas en el exilio. Entre otras estaban Jonny spielt auf, de Krenek, Die Gezeichneten, de Franz Schreker o esta Brundibár, de Hans Krása, que se puede ver mañana en el Teatro Real. Es evidente que la misma idea de hacerla subir a escena ya tiene mucho interés.
Porque es importante que los teatros de ópera incluyan en sus programaciones ideas temáticas que permitan la recuperación de obras por unas razones u otras malditas. Sucede con esta Brundibár, al fin y al cabo una estupenda pieza pero una obra menor a no ser que se la contextualice políticamente, pero no así con otra que veremos pronto, no perteneciente a la categoría de ´degenerada´ pero sí maldita: Moisés y Aarón, de Arnold Schoenberg. Brundibár, del praguense Hans Krása, es una pieza rescatada tras el Holocausto tras ser encontrada en el campo de concentración de Terezín (por cierto hay otra obra, de Franz Waxman, otro degenerado, que se refiere directamente al lugar: La canción de Terezín). La obra, con libreto de Adolf Hoffmeister, había sido compuesta en 1938 y representada en un orfanato de niños judíos. Cuando Krása fue internado en la ´ciudad balneraio´ de Tezerín, la reescribió, a pesar de que no disponía de los materiales originales, para que los niños del campo la interpretaran. Sucedió en 55 ocasiones, como señala el programa de mano de la representación.
La directora de escena de esta producción, Susana Gómez, y el director del grupo orquestal que sirve de acompañamiento, Jordi Francés, han optado por una versión en la que prime la candidez infantil sobre el terrible trasfondo de la historia, pensando quizá más en la clave de comic que Krása deseó para que los niños de Tezerín de alguna manera se olvidaran de lo que realmente les estaba sucediendo. Pero por encima de toda clave histórica o política, se trata de una excelente música, que recuerda al buen Hindemith, y que da juego a los intérpretes, en este caso los solistas de los Pequeños Cantores de la JORCAM, así como la propia JORCAM (Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid). En fin, un nuevo proyecto del Programa Pedagógico del Teatro Real que merece algo más que un seguimiento amable. Pedro González Mira
KRÁSA: Brundibár. Solistas de la JORCAM. Teatro Real, 9, 10 y 24 de abril. 11.00, 13.00. Entre 16 y 24 €. Menores de 12 años: entre 7 y 15 €.
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