Por la boca muere el pez y más cantando
¿Qué teatro se encuentra navegando en medio de una gran marejada a causa de su coro? Se lo explicamos. Se decidió prescindir del coro estable contratado. Se sacó a concurso. Lo ganó una entidad, pero a partir de la temporada siguiente al fallo. Esa temporada se contrató por funciones a un tercer coro. El director general del teatro descubrió que sale mucho más barato contratar un coro por óperas que mantener uno estable. Intentó descabalgar y lo logró a la entidad ganadora del concurso, deseando aplicar ese nuevo conocimiento. Llegó un nuevo director artístico y se negó en rotundo, queriendo un coro estable aunque fuese de solo 52 coristas. Se contrató al coro que ejercía de transitorio sin convocar un nuevo concurso y, quizá, por más dinero por el que se iba a contratar al de la entidad ganadora del único concurso convocado.
El nuevo coro convoca audiciones a través de su página web, mientras que en la del teatro en cuestión ni se menciona la existencia de unas pruebas para entrar en el que va a ser su coro estable. Nacen problemas con los coristas existentes previamente y todo se empieza a liar. El gerente de dicho coro se va de la lengua y cuenta una verdad: “Yo como en la Moncloa cuando quiero”. Suponemos que ya se imaginan ustedes la razón.
Algo tercermundista cuando acaba de aterrizar toda una figura del primer mundo con ansias de colocar a ese teatro en lo alto del panorama internacional.
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