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Un recuerdo previo al inicio de curso
Los ignorantes de hoy enseñan a los ignorantes de mañana
Por Publicado el: 08/08/2011Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Preguntas en torno al Festival de Bayreuth

¿Continúa siendo Bayreuth cita obligada para los wagnerianos?
Sí, pero ya es más una cuestión de mito del pasado que presente. Todo amante de la ópera wagneriana desea acudir al menos una vez en su vida a la “colina sagrada” y todo gran cantante de ese repertorio añadir a su curriculum la emblemática referencia. Sin embargo una vez añadida ésta, ya no tienen mayor interés en volver a Bayreuth. Dos son las razones principales: los reducidos cachés y unos prolongadísimos periodos de ensayos sin justificación artística alguna. El último en comulgar del Santo Grial ha sido Jonas Kaufmann, que estrenó el año pasado “Lohengrin” y ya ni ha vuelto ni se le espera.
¿Puede hablarse de decadencia del festival y, de ser así, tendría algo que ver en ella la nueva dirección?
Bayreuth se encuentra en decadencia, pero tampoco más que el resto de los festivales, con Lucerna como excepción que confirma la regla. La nueva dirección no se ha mostrado hasta la fecha especialmente dotada para frenar el proceso iniciado en los últimos años de Wofgang Wagner y es que el apellido no es sinónimo de valía. Katharina ha cosechado grandes protestas en sus incursiones escénicas y el encargo a Sebastian Baumgarten de “Tannhauser” en esta edición se ha saldado con un abucheo generalizado. Eva y Katharina aún no han conseguido que nadie se haga cargo del nuevo “Anillo” del 2013, el del bicentenario de Wagner, tras la renuncia de Wenders y las dudas de Castorf.
¿Qué futuro le espera al festival?
A los gobiernos bávaro y federal les interesa mantener su reputación, pero no están dispuestos a gastar sin claras compensaciones artísticas. Es dudoso que éstas se logren con ideas tan peregrinas y opuestas como introducir “El oro del Rhin” como flashback dentro de “La Walkiria” o diseñar un “Anillo” reducido a siete horas, tal y como en que Katharina llevará al Colón de Buenos Aires como experiencia previa a nuevos caminos en su casa. El futuro pasará posiblemente por una dirección no familiar en media docena de años.

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