¡Falló el Jurado los premios de piano Iturbi!
¡Falló el Jurado!
XX PREMIO DE PIANO ITURBI. Concierto de Ganadores. Solistas: Fátima Dzusova, Saeyoon Chon, Jorge Nava, Andréi Ivanou, Aya Sakamoto y Juan Carlos Fernández Nieto. Programa: Obras de Ravel, Liszt, Prokófiev, Granados, Ginastera y Balakirev. Lugar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 1000 personas. Fecha: Sábado, 23 septiembre 2017.
Estaba claro. No falló el Jurado del XX Premio Iturbi su fallo. Al menos en lo que respecta al ganador, la pianista rusa Fátima Dzusova (1991), que desde el primer momento se mostró como la gran favorita. No por ser o haber sido alumna de un miembro del Jurado (los seis finalistas lo eran, salvo los dos clasificados en último lugar), sino por su pianismo virtuoso y musicalísimo. Si en la fase final la Dzusova convenció a todos con su versión del Segundo concierto de Brahms, en el recital de ganadores lució una sutileza y madera artística ciertamente admirables, tanto en su exquisita y descriptiva versión de Pájaros tristes, como en la rítmica y españolísima Alborada del gracioso, obras ambas incluidas por Ravel en su colección Miroirs.
Discutible es, en cambio, el segundo premio, otorgado contra todo pronóstico al surcoreano Saeyoon Chon, alumno del miembro del jurado John O’Conor, y que el jueves había tocado un rutilante Concierto Emperador de Beethoven tan metronómico y magro de interés como la Rapsodia española de Liszt que ofreció el sábado, donde únicamente en la copla central de la jota logró explayar unos milimetritos su académica y espectacular versión. Admirable resulta, sí, su impecable dominio técnico. Pero los dedos, por sí mismos, son tan inexpresivos como los del crítico al escribir estas líneas sobre el teclado del ordenador.
Jorge Nava, hispano-boliviano nacido en Santander, ganó un merecido Tercer premio, que en buena lid acaso debiera de haber sido segundo. Hizo una proeza en la fase final al conseguir sacar bastante más que dignamente el Tercero de Rajmáninov sin sucumbir a la pesadilla del director de orquesta Bruno Aprea. En la Toccata de Prokófiev asomó de nuevo su enjundia pianística y el cabal comedimiento que el día antes hizo que no perdiera el control en Rajmáninov, pero que, de otra parte, resta pulso y nervio a la hipervirtuosa obra de Prokófiev.
El ruso Andréi Ivanou, cuarto clasificado y premio al mejor intérprete de música española, había brindando un lírico y hasta efusivo Concierto de Schumann. En el recital de ganadores solventó con aséptica suficiencia el prodigio de El amor y la muerte, de las Goyescas de Granados. Menor interés ofrecieron la japonesa Aya Sakamoto (Quinto premio) en las Danzas argentinas de Ginastera y el español Juan Carlos Fernández Nieto, sexto y último premio, quien sin rubor abre su página web con una bochornosa cita que reza “Juan Carlos, el Rey del Piano”. ¡Como si no existieran Grígori Sokolov y algunos otros! Semejante prepotencia quedó aún resaltada por la fría y no muy noble lectura del temido Islamey de Balakirev con la que se despidió del Iturbi sin pena ni gloria. Justo Romero
Crítica publicada en LEVANTE el 26/09/2017
Las dos finales de los premios de piano Iturbi
La pianista Fátima Dzusova ha resultado ganadora de la vigésima edición del Concurso Internacional de Piano de Valencia Premio Iturbi, dotado con 18.000 euros, la edición de un disco y una serie de recitales y conciertos.
De las dos jornadas de las finales del concurso, nos deja Justo Romero sus impresiones en estas dos críticas, en las que ya habías previsto quién sería la ganadora del concurso.
Claridad y fuerza
XX Premio de piano Iturbi. Primera Final. Solistas: Saeyoon Chon, Fátima Dzusova, Juan Carlos Fernández Nieto. Orquesta de València. Director: Bruno Aprea. Programa: Conciertos para piano de Beethoven (Número 5), Brahms (Número 2) y Rajmáninov (Número 3). Lugar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 800 personas. Fecha: Jueves, 21 septiembre 2017.
No habrán tenido que deliberar mucho los miembros del jurado del XX Premio Iturbi de Piano, cuya primera fase final se celebró el jueves en el Palau de la Música de València con la colaboración de la Orquesta de València fatalmente dirigida por Bruno Aprea. Entre los tres finalistas, destacó con claridad y fuerza la rusa Fátima Dzusova (1991), alumna de la miembro del jurado Natalia Trull. Pese al deplorable acompañamiento orquestal brindado por Aprea (visto lo visto y oído, se hace difícil utilizar la palabra maestro), Dzusova culminó una muy notable versión del denso y muy sinfónico Segundo concierto para piano y orquesta de Brahms. La notabilidad se hubiera convertido en sobresaliente de haber cuajado una versión de mayor empaste y densidad sonora, de más peso e intensidad armónica, en la que hubiese tenido mayor presencia el rico entramado polifónico que Brahms teje sobre el teclado. La versión, en la que la pianista no renunció a hacer socorridos ajustes y puntuales apaños para aliviar la difícil partitura, se enriqueció con la estupenda colaboración de Mariano García Muñoz -solista de la Orquesta de València- en el famoso solo de violonchelo del lento tercer movimiento.
Entre los otros dos finalistas de esta primera fase destacó el salmantino Juan Carlos Fernández Nieto, formado en Estados Unidos con Borís Berman. Se adentró con fuerza, entrega y virtuosismo en el dificilísimo Tercer concierto de Rajmáninov, en una versión que, sobre todo, tuvo el difícil mérito de terminar junto a la orquesta. Una verdadera proeza, dadas todas las tropelías que sufrió desde el podio. Durante muchos compases, incluso pentagramas, orquesta, maestro y solista fueron cada uno a su bola. Solo el admirable empeño del pianista, mirando con cara de SOS al concertino y a los diversos instrumentistas solistas de la orquesta, y su hábil saber hacer pudieron evitar el desastre absoluto. Pero su interpretación, pese a disfrutar de un sonido ancho y consistente, quedó reiteradamente enmudecida por la masa orquestal, gobernada sin mesura por la estrepitosa batuta.
El surcoreano Saeyoon Chon -alumno también de otro miembro del jurado, en este caso el dublinés John O’Conor- se limitó a tocar con pulcritud y apreciable corrección el Concierto Emperador de Beethoven. Fue él quien menos sufrió los envites del podio, pero su cuidadoso pianismo apenas logró levantar el vuelo de una partitura tan decididamente romántica y vehemente. El momento excepcional que supone la transición del quieto segundo al brillante tercer movimiento pasó sin pena ni gloria, con asepsia anímica y sin la más mínima magia emocional.
Tremendo, finalmente, el programa de mano, cargado de errores y faltas de ortografía –¡honor se escribe con hache!-. Un premio del calado y el historial del Iturbi merece un tratamiento mucho más profesionalizado tanto en la edición de los programas como en la elección del director de orquesta. El Palau de la Música volvió a parecer un cine de barrio, con el público entrando y saliendo durante las interpretaciones, y aplaudiendo entre movimientos. Justo Romero
Soporte y soportar
XX Premio de piano Iturbi. Segunda Final. Solistas: Andréi Ivanou, Jorge Nava, Aya Sakamoto. Orquesta de València. Director: Bruno Aprea. Programa: Conciertos para piano de Schumann (en La menor) y Rajmáninov (Número 3 y 2). Lugar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 800 personas. Fecha: Viernes, 22 septiembre 2017.
Al igual que la primera, también esta segunda final del XX Premio Iturbi parecía más bien una final de alumnos de miembros del Jurado. Mala y bien labrada fama tras años y años de ocurrir lo mismo en el premio que lleva el nombre del gran pianista valenciano, y que sería el primer sorprendido ante estas reiteradas “casualidades”. El primer finalista de esta segunda ronda, el ruso Andréi Ivanov, alumno de la jurado Natalia Trull, cuajó una versión limpia, correctísima y no exenta de lirismo y vuelo romántico del Concierto de Schumann, que alcanzó sus momentos de mayor entidad en el intermezzo central. En esta ocasión, las perrerías del director Bruno Aprea no pudieron hacer sombra al cuajado solista.
Arrojo, virtuosismo y alto control lució el hispano-boliviano Jorge Nava en su transparente y pulida versión del Tercer concierto de Rajmáninov. Sin el derroche de sonido y pulso que en este mismo concierto lució un día antes el también finalista Juan Carlos Fernández-Nieto, Jorge Nava –quien también ha pasado por el aula de Natalia Trull- tuvo la virtud añadida de no sucumbir al problema añadido del podio y ser capaz de que éste no destruyera su consistente versión. Resulta tan increíble como inapropiado que un premio de piano del fuste del Iturbi coloque a un director como Aprea para acompañar a los finalistas. En lugar de sentir el soporte del Maestro, todos los finalistas se han visto obligados a soportar su insoportable acompañamiento. El hecho de la vieja amistad y asuntos comunes –Fundación Eutherpe, de la que Joaquín Soriano es Vicepresidente y Bruno Aprea “Patrono de Honor”- entre el maestro italiano y el director artístico del Premio -ambos comparten, también en León, la dirección del “Curso para Pianistas, Directores y Joven Orquesta Leonesa”- en absoluto justifica este inmerecido flagelo a los inocentes finalistas del Iturbi. Son muchos los jóvenes directores de orquesta valencianos que podrían haber cumplido este cometido con infinita más ilusión y solvencia.
La última finalista en intervenir ha sido la japonesa Aya Sakamoto, artífice de un Segundo de Rajmáninov cuya mayor virtud fue que todo estuvo en orden. Algo importante de alcanzar siempre, y más aún en una obra tan conocida y delicada como esta, pero insuficiente para que la lectura alcance la excelencia artística precisa para ser laureada en cualquier premio importante, con crédito y prestigio. Ni que decir tiene que Bruno Aprea volvió a las andadas para enmudecerla sin mesura en todos los momentos de expansión sinfónica. Aplauso muy especial merece la Orquesta de València y su concertino, Enrique Palomares, quien con su saber hacer y maestría evitó en innumerables ocasiones el desastre al que conducía la ausencia sobre el podio de un maestro apropiado. Ninguno de los tres finalistas de esta segunda final eclipsan a la rusa Fátima Dzusova, que fue también y con diferencia la clara ganadora de la primera fase. Alea jacta est. Justo Romero
Publicadas en Diario Levante.
Bochornoso, que ocurra esto. Lamentablemente parece que no solo hay corrupción en la política. Una pena que la cultura se vea afectada por este tipo de actuaciones.