¿Qué pasa en la Zarzuela?
¿Qué pasa en la Zarzuela?
La próxima temporada se ha presentado casi en pan lacrimógeno. “Tenemos en tres años una reducción del 36% y no hay dinero para nada. Ni para nuevas producciones, ni para sustituir al personal que se jubile…” Esto no debería ser una sorpresa, porque todas las unidades del INAEM van a sufrir un recorte similar. El Teatro de la Zarzuela tenía que haber cambiado su modelo hace mucho tiempo y, si no lo ha hecho, es por los muchos intereses que hay en juego. Suele ser complicado simultanear la propia profesión de director de escena con la dirección de un teatro y la Zarzuela es muestra de ello.
¿Por qué en ese teatro importan mucho menos la orquesta y los directores musicales que la escena? ¿Por qué se pretendió que la mayor parte del recorte fuera absorbido por la Orquesta de la Comunidad? ¿Por qué ayer se dijo que no había más remedio que prescindir de Miguel Roa como titular musical ya que es funcionario –que no lo es- y le ha llegado la hora de la jubilación? ¿Por qué, sabiendo que no iba a haber dinero, el propio Luis Olmos, director del teatro, firma una nueva producción de “Luisa Fernanda” existiendo otras alternativas menos costosas? ¿Por qué se vendió a Toulouse “Doña Francisquita” y a continuación Olmos se encargó otra nueva producción? ¿Por qué, en medio de esta lacrimógena penuria, se entrega a Amalia Ochandiano –quien también realizó “La Revoltosa” y “Las Bribonas”- una nueva producción de “La del Soto del parral” cuando ya había una en los almacenes? ¿Acaso porque ella y Olmo fueron socios en la compañía “Teatro de la Danza”? ¿Por qué la Zarzuela no coproduce con Oviedo, ciudad con gran dedicación al género? ¿Por qué no dan fruto los esfuerzos de Emilio Sagi para coproducir desde su Arriaga? ¿Por qué el Palau de les Arts ha tenido que prescindir de producciones de la Zarzuela como “El rey que rabió”?
Es indudable que el Teatro de la Zarzuela precisa un cambio de rumbo desde hace tiempo pero, sobre todo, lo que el INAEM debería de cuidar es que sean bien avenidos los pocos que cuentan en el género y que el amiguismo no cante tanto. La mujer del Cesar, además de honrada, ha de parecerlo. Gonzalo Alonso
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