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BIEN DIBUJADO FRESCO
Fausto, desganado
Por Publicado el: 25/04/2009Categorías: Crítica

¿Quién les engañó?

Temporada de la Zarzuela
¿Quién les engañó?
“Una noche de zarzuela”. E. Roy, A. Vicens, J.J. Rodríguez, S. Cordón, A. Ibarra, J. Morales, J.C. Talavera, V. Díez, I. Frtschi, E. Ruiz, J.L. Esteban, etc. Coro del Teatro de la Zarzuela y Orquesta de la CAM. L. Olmos, dirección de escena. E. Diemecke, dirección musical. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 24 de abril.
Segundo año de la victoria. Una antigua vedette, esposa de un empresario teatral fallecido en la guerra civil, sueña con volver a levantar el telón de su viejo teatro con la misma antología de la zarzuela con la que lo cerró. En sus sueños ve cómo se van produciendo los ensayos de diferentes números de las zarzuelas más populares. Al final aparecen sus acreedores y es sacada a rastras del teatro. Este simple guión sirve para presentar las piezas musicales sin la rigidez habitual y también para que éstas tengan una puesta en escena apagada, tristona y excesivamente oscura. Es como si Luis Olmos hubiese querido huir totalmente de Tamayo y, una vez más, se cumple aquello de “entre un extremo y otro está la virtud”. Había diversidad de opiniones a la salida, aunque el éxito en los estrenos de la Zarzuela está siempre asegurado con la cautiva política de invitaciones. La brillantez de Tamayo o los claroscuros de Olmo. La respuesta la podemos encontrar por un camino alternativo. Hoy día no puede pensarse en una producción que no funcione en dvd y la pregunta es: ¿puede funcionar esta antología en dvd? Muy difícilmente.
En el apartado musical hubo unanimidad total: todos, solistas y coros se dedicaron a gritar. Es de suponer que responsable de ello sería el mejicano Enrique Diemeke, un director aún más peculiar en el foso que los artistas que pisaban el escenario. Ana Ibarra, Susana Cordón o los vocalmente espléndidos Alex Vicens y Juan Jesús Rodríguez no se acordaron de la opinión de Mascagni: “para cantar también se necesita la voz”. Los cuatro la poseen, especialmente tenor y barítono, pero no se puede frasear, matizar, cuando todo se grita. Bien es verdad que anduvieron más controlados en la segunda parte. Sería una pena que estos dos excelentes materiales vocales se echasen a perder por falta de técnica y control. Desde que Vicens entonó el brindis de “Marina”, continuando con el aria de “Doña Francisquita”, se hizo inevitable el recuerdo de Alfredo Kraus en ese mismo escenario. ¡Cómo cambian los tiempos!
Esperanza Roy, la vedette empresaria, lleva el peso del guión con la desenvoltura que la caracteriza tras un inicio un tanto rígido. Es una adecuadísima maestra de ceremonias en un espectáculo que entusiasmará a los amantes del canto “a lo burro” y las “castañas” y que, sorprendentemente, alcanzó un nivel muy por encima del resto en la puesta en escena con figuración y ballet del número instrumental “Danza del fuego” del “Benamor” de Luna. Gonzalo Alonso

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