¿Qué pinta el rapero MB14 cantando con Roberto Alagna?
“Tenor” llega el viernes a los cines españoles y cuenta la historia de un repartidor de comida a domicilio al que descubre una profesora de canto. Rodada, entre otros escenarios, en la Ópera Garnier de París, cuenta con la colaboración de Roberto Alagna, que se interpreta a sí mismo.
“Me alegro de que la música me haya traído de vuelta a mi pasión por el cine”, dice un satisfecho MB14, es decir, Mohamed Belkir, que es el nombre de este cantante que interpreta a un repartidor de comida a domicilio, concretamente de sushi, que tendrá que decidir si quiere cambiar su vida y volcarse en el canto, aun a costa de que sus familiares y amigos no le comprendan. El rapero cobró fama en la edición francesa del programa “La Voz” en 2016 y se hizo muy popular. Estando de descanso en casa de su madre en Marsella recibió el mensaje de un director de cine que estaba interesado en contar con él para su nueva película: “Raphäel, el productor, se puso en contacto conmigo y nos vimos al cabo de un par de semanas. Me contó su idea y me encantó el personaje de Antoine, tan parecido a mí en cuanto a su trayectoria, personalidad, su versatilidad y lo complicado que le resulta encontrar el modo de encajar sus diferentes pasiones. Pasó el tiempo y a finales de 2020, ya con financiación, el proyecto se puso en marcha”, cuenta el artista. Se trata de la opera prima de Claude Zidi jr.
Una leyenda
Cuesta pensar que, como él asegura, no le haya costado un esfuerzo extra pasar del rap a la ópera: “Llevaba mucho tiempo esperando este momento. Escucho música clásica desde hace diez años porque me interesa muchísimo. He recibido, además, la ayuda de Caroline Fevre, cantante lírica que ha trabajado como consultora en el filme, y me ha ayudado durante meses hasta que he sido capaz de cantar. Quién sabe si un día podré dedicarme a la ópera, ¿por qué no? Canto cada día y también escucho ópera a diario. Sueño con que llegue el día que pueda irme de gira con un pianista y un repertorio operístico”, cuenta.
Mientras llega ha tenido la ocasión de trabajar con un tenor “de verdad”, Roberto Alagna, que interpreta a Roberto Alagna. Hay en el filme un bello mano a mano entre ambos con el aria verdiana “La donna é mobile” en la garganta: “Él es una leyenda viva de la ópera, un cantante increíble y un profesional que se pasó un día entero actuando y cantando un aria muy técnica y muy intensa. Tuvimos que hacer no menos de treinta tomas en la Ópera Garnier y no se quejó en ningún momento. Lo he vivido como algo que me ha marcado durante bastante tiempo”, desvela. El director añade que “él tiene dos escenas con un plano secuencia bastante complicado. Queríamos contar con Roberto porque sigue siendo el mejor cantante de ópera de Francia. Escribí su nombre en el guion desde el principio y me hizo mucha ilusión que aceptara interpretarse a sí mismo. También es actor y lo ha clavado… Me encanta esa escena en la que le vemos cantar en solitario sobre el escenario de la Ópera Garnier. Ha sido un honor contar con él”, apostilla. Junto a Alagna, aplaudido hasta la saciedad por la crítica gala, debuta en la pantalla la joven Marie Oppert, que a sus 25 años va camino de convertirse en una sólida figura del teatro musical, donde debutó a los 17 con un notable éxito.
Mucho más que la Ópera Garnier
MB14 ha pasado cientos de veces por delante de la majestuosa plaza de la ópera “sin saber cómo podía ser por dentro. Cuando me vi en el interior, no me lo podía creer. Mi camerino, además, daba a la sala y podía entrar y salir cuando quisiera. Un lugar como este te exige estar a su altura. No puedes ser un tipo mediocre si vas a cantar en la Ópera Garnier. Es más, para los cantantes es una experiencia increíble porque la voz resuena muchísimo por el tamaño de la sala y por la arquitectura. A veces me paseaba por ella entre tomas y cantaba solo, únicamente para ver cómo sonaba mi voz”. A sus 27 años dice que lleva esperando toda la vida este momento, aunque prefiere tomar lo que viene no como un sprint sino como si de una maratón se tratase.
El majestuoso edificio de la ópera es el otro gran protagonista. No es fácil introducir una cámara entre sus paredes, pero Zidi, el director, junto a su equipo, lo hizo realidad: “Conseguimos los permisos para rodar en el monumento a ultimísima hora. La sala donde se imparten las clases de canto (el Grand Foyer) es como la “La galerie des Glaces” de Versalles. Raphaël, el productor, se ha pasado varios años hablando con los directores de la ópera para convencerlos. Lo increíble del Garnier es que pongas donde pongas la cámara, captas imágenes espectaculares. El reto es plasmarlo sin pasarte porque te arriesgas a que el público se quede obnubilado mirando el edificio y se olvide de los 5 personajes y la trama… Retratar este lugar tan único sin robarle protagonismo al resto de la película ha sido un ejercicio de equilibrio”, cuenta. Gema Pajares
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