Carmen Solís, una soprano injustamente olvidada

RECITAL CARMEN SOLÍS Y ANDEKA GORROTXATEGI

Teatro Arriaga de Bilbao. 22 Septiembre 2015.
De interesante sobre el papel se podía calificar este recital, que ofrecía al aficionado las voces de Andeka Gorrotxategi, el tenor más importante salido del País Vasco en los últimos 50 años, junto a la soprano extremeña Carmen Solís, bien conocida por el aficionado,  ya que ha actuado en varias ocasiones en Bilbao y siempre con éxito. El resultado del recital ha sido satisfactorio, más en lo que respecta a la soprano que al tenor.

El programa confeccionado estaba dedicado a Giuseppe Verdi en la primera parte y a Giacomo Puccini en la segunda. En cada una de dichas partes se incluía para cada uno de los solistas una canción y un aria, terminando con un dúo.

Carmen Solís

En la primera parte Carmen Solís cantó con gusto Deh, pietoso, oh addolorata, que forma parte de las 6 canciones compuestas por un joven Verdi en 1838. Siguió con el aria de Leonora en la Forza del Destino Pace, pace, mio Dio, donde mostró una voz adecuada al personaje y exhibió una notable expresividad. Abrió su actuación en la segunda parte con la canción Morire?, compuesta por Puccini en 1917, que no es sino el aria que canta Ruggero en La Rondine. Hay que señalar que actuó en esta canción con atril y partitura, aunque no prestó excesiva atención a la misma. Terminó su actuación como  solista  con  el  celebérrimo  Vissi  d’arte  de  Tosca,  cantada  con  poderío, expresividad y emoción.

Andeka Gorrotxategi comenzó su actuación con una pieza muy central, Il Tramonto, que sirvió para calentar debidamente su voz. Esta canción forma parte del grupo de las 6 compuestas por Verdi en 1845. Siguió como el aria y cabaletta de Attila, donde tuvo algunos problemas, particularmente en la cabaletta, lo que le hizo perder brillantez, al tener que evitar el agudo final. En la segunda parte abrió su actuación con la canción A te, que la cantó con partitura y demasiado atento a la misma. La citada composición fue escrita por un joven  Puccini de 22 años, que todavía no había conocido el triunfo en los
teatros de ópera. Terminó su actuación solista con el aria de Luigi (Il Tabarro)  Hai ben ragione, Meglio non pensare, donde ofreció para mí lo mejor de toda su prestación.

Ambos cantantes cerraron sus actuaciones en las dos mitades del recital con un dúo. En la primera parte fue el que cierra el primer acto de Otello, en el que resultó más convincente Carmen Solís. En la segunda parte fue el bellísimo dúo que cierra el primer acto de Madama Butterfly, Viene la sera, que fue bien resuelto por los dos, aunque corto de emoción.

Andeka Gorrotxategi

Finalmente, en el capítulo de propinas Carmen Solís nos ofreció la famosísima Mi chiamano Mimí, cantada francamente bien, mientras que Andeka Gorrotxategi  cantó el no menos  famoso É lucevam le stelle, en el que hubo problemas de afinación en la parte final del aria. Para concluir ambos artistas nos ofrecieron el dúo O soave fanciulla de La Bohème, bien cantado por los dos, terminando en interno, con el tenor yéndose al agudo de manera sorprendente, habida cuenta de los problemas que esas notas le habían presentado durante el recital.

Andeka  Gorrotxategi  tiene  una  voz  importante,  algo  engolada  a  ratos,  capaz  de afrontar el repertorio spinto, quedándose un tanto corto en expresividad y luciendo una cierta monotonía en su canto. En cualquier caso, es una de esas voces que siempre agradece el aficionado.

En cuanto a Carmen Solís, una vez más tengo que decir que no comprendo que su carrera no sea más importante que lo que está siendo. Tiene voz y técnica más que adecuadas para cantar en teatros importantes en el repertorio lírico e incluso spinto. Hasta ahora han sido muy escasas sus actuaciones en el extranjero e incluso en los principales teatros de ópera de España, lo que me resulta difícil de entender.
Ambos artistas fueron estupendamente acompañados al piano por Rubén Fernández de Aguirre, a quien se le debería haber dado ocasión de mayor lucimiento solista durante el concierto. Su presencia en estos recitales es siempre una garantía.

 Rubén Fernández de Aguirre

El Teatro Arriaga ofrecía una buena entrada en las butacas de platea y numerosos huecos fuera de ellas. La entrada global apenas pasaría del 50 % del aforo.

El recital comenzó con 6 minutos de retraso y tuvo una duración de 1 hora y 25 minutos, incluyendo un intermedio. Las tres propinas prolongaron el concierto en otros
17 minutos.

El precio de la localidad más cara era de 32 euros, costando 9,50 euros la más barata. José M. Irurzun