Recomendación: Regreso al pasado con Pierre-Laurent Aimard
Regreso al pasado
Pierre-Laurent Aimard, piano. SCHUBERT: Sonata en Sol menor D.894. BEETHOVEN: Sonata nº 29 en Si bemol mayor, op.106 Hammerklavier. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Martes 29, 19.30 h. Entre 20 y 50 €.
He leído en Beckmesser la espantada del Met. Y me ha dado pena. Y angustia. Porque creo que hundirse más en el pozo no conduce a nada. Al contrario, debe de haber, y hay, motivos para una esperanza que tiene que obrar, ya, en nuestras mentes y en nuestros corazones. En nuestras vidas. Si queremos ver normalidad en nuestro consumo cultural más o menos en un año o año y medio, que es un plazo más que razonable habida cuenta de la enorme agresividad de esta pandemia, hemos de tener el terreno lo suficientemente abonado. La palabra ‘resistir’ no encierra el vacío sino la ilusión. Para ello no hay que suspender, hay que hacer las cosas de otra manera. Aun con sacrificio. Aun con limitaciones. Esa es la idea que creo tienen que manejar los responsables de los teatros, auditorios y salas de concierto. Y como creo eso aplaudo, por ejemplo, lo que se está haciendo en el Real, y no en el Met. Y aplaudo también que se reanude el ciclo de Grandes Intérpretes. Podría seguir poniendo ejemplos. Seguro que habrá próximas felicitaciones.
Se abre el ciclo con un programa de ensueño, desarrollado por un gran pianista. Es un programa de ensueño, pero también puede convertirse en una pesadilla, pues su protagonista, Pierre-Laurent Aimard, tendrá que lidiar dos morlacos de categoría, dos pruebas del algodón para cualquier intérprete. Para mí este concierto encierra dos incógnitas, una por autor, pues considero que Aimard es un gran solista haciendo Bach, Debussy o Ives (y más cosas: Messaien, Ligeti, Carter), pero ignoro si su temperamento es el apropiado para Schubert y Beethoven. Cosa por otro lado nada extraña, pues se puede contar con los dedos de una mano los pianistas que se apañen bien con este repertorio. Pero en todo caso, nada hay escrito en interpretación pianística. Así que, no una sino varias recomendaciones. Una: vuelva usted al Auditorio, será emocionante. Dos: hágalo para escuchar dos ‘obrones’. Tres: para comprobar cómo un pianista de tanta clase se las gasta con estos autores. Cuatro: para regresar al pasado. ¿Le parece poco? Pedro González Mira
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