Recomendación: Sinfonías n.1 y n.3 de Florence B. Price por Yannick Nézet-Séguin
SINFONÍAS NOS 1 y 3 (F. B. PRICE)
Música muy respetable
Orquesta de Filadelfia. Dir.: Yannick Nézet-Séguin. Deutsche Grammophon
Florence Beatrice Price (de soltera Smith) nació el 9 de abril de 1887 y murió el 3 de junio de 1953. Fue la primera compositora negra reconocida en EE.UU., a pesar de realizar su carrera en plena furia racista. Fue niña prodigio al piano y escribió su primera obra a los 11 años. Se graduó en el Conservatorio de Nueva Inglaterra, en Boston, a los 14. Tuvo que hacerse pasar por mexicana para evitar la discriminación. En 1910 se convirtió en jefa del departamento de música de la Universidad Clark, de Atlanta, un centro fundamentalmente negro. En 1927 asistió al linchamiento de un negro en Little Rock, con lo que ella y su familia se mudaron a Chicago. Allí estudió composición e idiomas. En 1931 se divorció, tras ser abusada por su esposo. Trabajando en lo que pudo para sobrevivir, conoció a Marian Anderson, la célebre cantante de color norteamericana. Price estrenó su primera sinfonía en 1933, con la Orquesta Sinfónica de Chicago. La lista se extendió a cuatro, mientras que de su pluma salían otras piezas clásicas y un importante número de espirituales negros: I Am Bound for the Kingdom o I’m Workin ‘on My Buildin, por ejemplo, que se los dedicó a la activista Marian Anderson, y que esta interpretó hasta el fin de sus días con su habitual maestría. También otras obras concertantes, siempre con reminiscencias de la música negra. Murió a los 66 años de un derrame cerebral.
Hasta 2009 no se ha conocido gran parte de su obra, que estuvo a punto de ser destruida, en la que destaca la producción de 4 sinfonías, 2 de las cuales se graban ahora bajo la batuta de Yannick Nézet-Séguin y la Orquesta de Filadelfia. ¿Merece la pena el esfuerzo realizado por Deutsche Grammophon, pues, al menos en Europa, esta es una música que interesará a pocos? Pues no sabemos. Pero nos parece que deberíamos dar las gracias al sello, pues nos parece que el asunto sí merece la pena. La música de Price, de claros tintes sureños y muy espiritualizada a través del canto negro, tiene, no obstante el gran interés de parecerse bastante en muchos aspectos, por ejemplo, a la de Dvorák (Primera Sinfonía de Price) o incluso al primer Ives (Tercera Sinfonía de Price). Es decir, no el interés de la imitación sino el del maridaje entre idioma vernáculo, que Price tiene, y lo que desde Europa se podía opinar de él. Price maneja con soltura y buen gusto los aspectos melódicos de un sinfonismo construido bajo el paradigma de un romanticismo inevitable, entretejido con un cierto pre-modernismo que surge aquí y allá, a veces de suave perfume nacionalista, otras como canto reivindicativo de la música de negros.
De las versiones de Nézet-Séguin solo puedo dar una opinión de primera mano, pues no conozco otras. Me han parecido soberbias. De una estilizada finura. Hechas con un gran respeto, y hasta incluso diría que con amor. No hay nada que descubrir en este extraordinario director, que rara vez saca los pies del tiesto. Recomiendo este disco a todos aquellos aficionados que quieran escuchar algo nuevo y respetable que no se salga de madre. Eso es la música de esta señora, música bien escrita y muy respetable. Y, todo el rato, preciosa. Pedro González Mira
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