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Por Publicado el: 26/06/2014Categorías: Crítica

Recuerdo a Frühbeck: emoción y pujanza

RECUERDO A FRÜHBECK: EMOCIÓN Y PUJANZA

63 Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Obras de R. STRAUSS y BERLIOZ. Juanita Lascarro (soprano), Orquesta Sinfónica Nacional Danesa. Dir.: Jesús López Cobos. Palacio de Carlos V, Granada, junio de 2013.

Entre los homenajes al desaparecido Frühbeck de Burgos, fallecido el 11 de junio y que debería haber inaugurado este Festival de Granada con su Orquesta Nacional Danesa, quedarán en lugar preeminente las hermosas, emotivas y concisas palabras de Jesús López Cobos al inicio de la sesión en la que tomaba el lugar del burgalés: recordó con cariño y respeto al artista, citó la sentida necrológica que la propia orquesta –que lo adoraba- había redactado, y terminó de la forma más elevada, recitando los versos finales de “En el ocaso“, el cuarto de los “Últimos Lieder” de Richard Strauss que abrían en programa. La inmediata traducción de la obra, con la soprano colombiana Juanita Lascarro, straussiana y liederista –ambas cosas- de fuste, poseyó la unción de la más arrebatada ofrenda sonora al artista fallecido. En la prensa granadina, el siempre preciso Juan José Ruíz Molinero apuntaba que las conmovedores canciones straussianas recibían, seguramente, su primera interpretación en el Festival de Granada, y nuestro Arturo Reverter, habitual redactor de las notas al concierto inaugural de la muestra, subrayaba la belleza recóndita, canto de amor a la vida desde la cercanía de la muerte, de la partitura de 1948 del octogenario Strauss.

En la segunda parte de la velada, López Cobos –que mantuvo las obras programadas por Frühbeck- bordó una ajustada, intensa y enérgica lectura de la “Sinfonía fantástica” de Berlioz, efectuando todas las repeticiones de los pentagramas, que en el caso del cuarto tiempo, la ‘Marcha al patíbulo’, confiere una especial dimensión dramática a la obra, y empleando la segunda versión del compositor, la que incluye el irónico cornetín durante el aparentemente lírico Vals, todo ello dentro de una diáfana clarificación de líneas y voces. La Nacional Danesa, u Orquesta de la Radio de Dinamarca, es una sensacional formación, de homogéneo virtuosismo en todas sus secciones y familias, que de la mano de titulares e invitados, como Segerstam, Rozhdestvensky, Temirkanov, Dausgaard y, desde luego, Frühbeck, ha ido adquiriendo una solidez imponente en el nada parvo mapa de las agrupaciones sinfónicas escandinavas. El éxito fue enorme al concluir el impactante aquelarre del último movimiento –increíble que una página tan revolucionaria haya podido ser compuesta en 1830, apenas tres años después de la muerte de Beethoven-, y orquesta y maestro regalaron la ‘Marcha Húngara’ de la “Condenación de Fausto” del mismo Berlioz. Fue, en conjunto, una noche emotiva, con grandísima música de por medio. José Luis Pérez de Arteaga

 

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