Reflexiones al rescate

Rescatados los bancos, que lo demás ya llegará, no crean que van a notar la anunciada inyección de fondos en importe, interés y demás condiciones aún desconocidas. A ustedes jamás ningún banco les concedió una linea de crédito -¿es así como lo llaman?- sin que no sólo supiesen esos datos sino que hubiesen firmado su compromiso ante un fedatario público. Quizá sea aquello que un día soltó un subsecretario de cultura, afortunadamente hoy desaparecido del mapa, “el Gobierno no tiene por qué estar sujeto a las leyes, porque para eso es el Gobierno”.

No vamos a tener más dinero ni nosotros, ni empresas, ni fundaciones, ni administraciones públicas, pero eso no debe dar la ocasión a estas últimas para saquear al resto, ni para caer unas y otras en locuras propias de Donizetti. Veamos ejemplos.

Un concejal del Ayuntamiento de Madrid anuncia que la nueva subida del IBI será dolorosa. Los madrileños hemos visto multiplicarse por siete las cuotas correspondientes en los últimos ocho años. ¡Menos dolor para los demás y más propio! Y basta de recaudar perjudicando a quienes luchan por sobrevivir. No puede ser que en breve nadie pueda aparcar para ir a un concierto en las numerosísimas plazas libres cerca del Auditorio porque se prolongue una hora el SER y habría que salirse en medio de una sinfonía para renovar el ticket. Sr. Calvo, les pagamos para pensar: o eliminen ciertas zonas de tal medida o introduzcan la posibilidad de abonar dos horas seguidas, de siete a nueve. Porque el Ministerio de Cultura también tiene que recaudar y no puede permitirse una sola sesión en su Auditorio Nacional a las 20º, que es lo que todos quisiéramos, en vez de las dos actuales. Las finanzas de los sufridos promotores de conciertos no están para que el Ayuntamiento ahuyente al personal.

¿Cómo es posible que en Tenerife, sin un duro, entreguen su festival de ópera a un agente para que coloque en una temporada casi invisible a sus artistas, empezando por una soprano local y su marido? ¿Es lógico que, mientras se rebajan sueldos en una institución – por cierto ¿todos?- se encargue y pague la reorquestación de una ópera y se exhiba una producción distinta a la que ya coprodujo con alto presupuesto el mismo teatro hace sólo dos años y encima aburra a las ovejas? Sobran políticos, faltan reflexión y sentido común y así nos llegará el rescate total. Al tiempo.