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Por Publicado el: 29/05/2016Categorías: Crítica

Reír por no llorar

Reír por no llorar

ORQ. SINFÓNICA DE SEVILLA 

XXVI Temporada de conciertos de abono. Programa: Divertimentos KV 136 y 138, de W. A. Mozart; Concierto como un divertimento para chelo y orquesta, de J. Rodrigo; Divertimento para cuerdas, de B. Bartók. Violonchelo: Asier Polo. Director: Maxim  Emelyanychev.  Fecha: Jueves, 26 de mayo. Lugar: Teatro de la Maestranza. Aforo: Casi lleno. 

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Me temo que los treinta años de tratamiento continuado de endurecimiento facial por parte de la Junta de Andalucía la han convertido ya en un muro inaccesible a las críticas, pero el entusiasmo de un público que prácticamente llenó el Maestranza en una tarde de Corpus y el impresionante nivel desplegado por los atribulados músicos deberían hacer considerar su postura a la Consejería de Cultura y ponerse al día de sus deudas con la ROSS y así sacarla de la situación en la que se encuentra. Todo lo demás serán demagogias y traiciones a los compromisos adquiridos. Otros más, me temo. 

Hay que admirar a los músicos de nuestra orquesta por ser capaces de superarse en excelencia en estos tiempos, como una bofetada de profesionalidad en la estólida faz de los sicarios de la cultura oficial. Con un Emelyanychev soberbio, de gesto elegante y claro y de fraseo detallista, con su justa acentuación, hicieron el mejor Mozart que la ROSS ha tocado jamás, en un derroche de empaste y de sutilidad en el sonido, de una belleza apolínea y en el que se hicieron presentes todas las frases y respuestas. 

Asier Polo volvió a mostrar su absoluta maestría en el chelo, incluso con una obra, lucida para él, pero de escaso interés intrínseco. Afinación impecable, sonido enérgico y agilidad precisa le valieron una gran ovación.

Y con Bartók el director, como si nada, impartió otra lección de sutilidad y dominio del fraseo. Andrés Moreno Mengíbar

 

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