La fuerza del candor

Dvořák : Imágenes de tono poético, op.85. Leif Ove Andsnes, piano. Sony Classical. Lanzamiento: 28 de octubre 2022

A finales de los 70 del siglo pasado tuvo lugar en casa de Ángel Fernando Mayo una reunión de críticos ya notables en aquel tiempo, algunos de ellos como Domingo del Campo o José Luis Pérez de Arteaga, como el propio Mayo, ya tristemente desparecidos, con el fin de debatir acerca de la importancia de Dvořák en su contexto musical. El fin de aquella reunión (además de gozar de una suculenta merienda preparada por el anfitrión, que en eso también brillaba) era hacer un resumen de las opiniones para ser publicado en la revista RITMO, cosa que acabaría sucediendo en su número 497, de diciembre de 1979. Yo asistí también, pero hablé muy poco, pues estaba allí en condición de fotógrafo. Me colé, la verdad, para acompañar de cerca a tal pléyade de opinadores (estuvieron igualmente Arturo Reverter, Ángel Carrascosa, Enrique Pérez Adrián y Fernando Peregrín), un poco a la manera de aspirante. Al final de la velada se me ocurrió hacer el siguiente comentario: “Pero bueno, a ver si os ponéis de acuerdo; ¿es Dvořák o no un compositor a situar al lado de Brahms, pongo por caso?” Primero hubo un largo silencio. Pronto, más debate.

Leif Ove Andsnes – Dvorak. Poetic Tones Pictures

Cuento esta anécdota porque todavía hoy, camino del medio siglo transcurrido desde aquel sanedrín, la pregunta podría formularse de nuevo, por más que la lluvia caída desde entonces pueda haber aclarado del todo las ideas: por lo que a mí respecta, no hay la menor duda de que el compositor bohemio puede situarse al lado de los otros cuyos nombres de tan conocidos ni voy a repetir. Sin embargo, sigue siendo sorprendente que algunas de sus músicas –y no precisamente exentas de relevancia- sigan siendo unas auténticas desconocidas. El gran pianista noruego Leif Ove Andsnes así lo afirma en un comentario al referirse a estas Imágenes de tono poético, op.85, el ciclo que acaba de grabar para el sello Sony, del que no tengo información sobre su procedencia; si el registro es de estudio o se trata de una toma en vivo, y que va a ser objeto de este comentario. Aparecerá en el mercado el próximo 28 de octubre. Es probable que el pianista noruego exagere algo al situar esta música al lado de los ciclos de sus mayores, pero no tengo la menor duda de que se trata de unas piezas de extraordinario interés.

Repasando mi discoteca he encontrado una integral de la música para piano solo del autor de la Nuevo Mundo, publicada en Supraphon entre 1967 y1973, con un tal Rudoslav Kvapil al piano. Cuatro discos de esos que uno nunca escucha, un poco perdidos en la estantería. Repasadas debidamente, se puede concluir que se trata de versiones dignas, pero que hacen poca justicia a la música. Pero a su lado he hallado toda una sorpresa (sello AVI, nacido en 1968 y que, creo, fue absorbido por EMI), un doble cedé protagonizado por Elena Bashkirova, cuya audición ofrece resultados muy superiores. Nada que ver, en todo caso, con la nueva aproximación de Leif Ove Andsnes, mucho más rica e integral. Que es algo importantísimo para comprender esta música en sus múltiples varianzas y caracteres. Las 13 piezas que componen el ciclo, unos 56 minutos de música, constituyen un rico catálogo de estados de ánimo, pero sobre todo un estudio de gran profundidad acerca de la sencillez que encierran sus bases folclóricas, que lo son todo. Dvořák es un gran compositor de sinfonías, de música de cámara y de música religiosa y ópera, pero al piano se expresa de manera muy distinta. Simplifica mucho, sintetiza mucho, reduce mucho, yendo directamente al corazón de las notas, en candorosos discursos que una y otra vez recuerdan al Schumann más fantasioso, pero también otras veces al pintor de las Romanzas sin palabras (Mendelssohn), cuando no al adusto Brahms, con cuya música, se quiera o no, forma una pareja de hecho. La Bashkirova nos regaló una versión excelente, pero lineal en su presentación sentimental, algo en lo que sí ahonda con todas las consecuencias el pianista noruego. Sus versiones son como un paseo inacabable entre sensaciones producidas por una sencillez melódica de tan extrema como elemental belleza y un sentimiento de inocencia que nos llega al corazón. Pensamiento y color folclórico se combinan en estos 13 pequeños discursos, que Leif Ove Andsnes desgrana con precisión y amor. En sus manos, piezas como Sorrowful Rêverie, Serenade, At a Hero´s Grave u On the Hoy Mountuain son perfectamente situables al lado de las mejores piezas características de los mejores autores, y en algún caso de las mazurcas chopinianas más inspiradas.

He repetido hasta la saciedad que una buena parte de los discos que se graban hoy con música de los siglos XVIII y XIX no tienen el menor interés. O bien porque están enlatados en interpretaciones que no aportan nada o bien porque reiteran repertorios de manera agobiante. Por eso cuando en alguna nueva grabación no suceden ambas cosas, hay que celebrarlo. Es exactamente el caso de este disco, cuyo único pero es la tacañería del sello. Menos de una hora de música es poca cosa para una grabación. Leif Ove Andsnes en mi opinión, un pianista muy importante, y Sony, podrían haberse estirado un poco más. Pedro González Mira

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