Rotunda apertura del XXII Festival de Música de Canarias
XXII Festival de Canarias
Una rotunda apertura
Obras de Adams, Beethoven y Strauss. Rudolf Buchbinder, piano. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Pedro Halffter, director. Auditorio Alfredo Graus. Las Palmas, 7 de enero.
Como viene siendo habitual, el 7 de enero se inauguró una nueva edición del Festival de Música de Canarias. La número XXII viene marcada por la despedida de Rafael Nebot, quien ha dirigido la muestra desde su creación y quien pasará en breve a la dirección del teatro Pérez Galdós. Si Nebot ha declarado que estos veintidós años han sido los más felices de su vida, otro tanto pueden decir los melómanos canarios. El festival no sólo ha servido para dar a conocer obras y artistas que no suelen figurar en las temporadas habituales de las orquestas locales, sino que también ha constituido un estímulo para éstas, hasta el punto de poder abrir y cerrar la presente edición. Efectivamente, los tres primeros conciertos corresponden a la Filarmónica de Gran Canaria y la Sinfónica de Tenerife. La primera, de nuevo con su titular Pedro Halffter al frente, será también la encargada de la clausura el 18 de febrero. No es usual que un festival sea abierto y cerrado por las agrupaciones locales y sin duda ello posee un significado muy concreto en Canarias. En medio grandes conjuntos, directores e intérpretes como la London Symphony, la Royal Concertgebouw, la Suisse Romande, la Revolutionnaire et Romantique, Haitink, Hogwood, Gardiner, Jansons, Janowski, Buchbinder, Pires, Flórez, Mork, Skovhus, etc.
Muchas personalidades conocidas en el concierto inaugural : el presidente del Cabildo, la alcaldesa, el presidente de la Sociedad Filarmónica Jerónimo Saavedra, el compositor Falcón Sanabria, el empresario García Alcalde o Juan Cambreleng, ex-gerente del real y uno de los nombres que se postulan para suceder a Nebot, junto con los de Enrique Rojas, Suso Mariategui o María Orán aunque es intención convocar un concurso público.
Dos breves fanfarrias de John Adams, compositor americano tan popular como conservador, dieron paso al concierto “Emperador” de Beethoven, en una lectura más eficaz que sensible, dotada de más potencia que grandeza. Es el estilo de Rudolf Buchbinder, muy compartido por Pedro Halffter, quien cada día recuerda más a Rafael Frühbeck de Burgos en gestos y conceptos. De ahí que resultase mucho mejor, hasta llegar al sobresaliente, la “Sinfonía Alpina”, obra descriptiva de grandes sonoridades que Halffter conoce bien y en donde exhibe buenas dotes de control, gradaciones dinámicas y juegos de tensiones. Excelentes las prestaciones de la Filarmónica de Gran Canaria y sus solistas. La propina “Tiento y batalla imperial” de don Cristóbal redondeó el concierto y la satisfacción del público y de toda la familia Halffter, presente en el acto. Gonzalo ALONSO
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