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Por Publicado el: 02/02/2018Categorías: En vivo

Rotundidad rusa con Kozhukhin y Jurowski

Ciclo de Ibermúsica

Rotundidad rusa con Kozhukhin y Jurowski

Obras de Rimsky-Korsakov, Grieg y Chaikovski. Denis Kozhukhin, piano. Orquesta Filarmónica de Londres.Vladimir Jurowski, director. Auditorio Nacional. Madrid, 31 de enero de 2018.

Lo primero que hay que decir de este concierto es que, tras varios escuchados con orquestas españolas de calidad, con la London Philharmonic se entra en otro mundo. Ello denota que aún sigue existiendo una brecha entre los conjuntos españoles y los extranjeros de primera fila. Bastó escuchar la cuerda, y en especial a la grave, en el tercer tiempo de la “Patética” para comprobarlo.

La característica común de la cita fue su rotundidad, una rotundidad rusa. Abrió el “Cuento de hadas” de Rimsky-Korsakov, partitura con la que hubo sus más y menos durante su composición y que realmente aporta poco a su catálogo. Denis Kozhukhin (Nizhny Novgorod, 1986), que tiene en disco tanto el concierto de Grieg como el de Chaikovski, estudió en la Escuela Reina Sofía entre 2000 y 2007 con Bashkirov y Martínez Mehner, lo que debe resaltarse para bien de este centro. Mostró en los tiempos extremos una potencia y una técnica arrolladoras, compartidas por el enérgico acompañamiento de Jurowski (Moscú, 1972). Otra cosa es que alcanzase a reflejar todo el lirismo noruego del central. Kozhukhin parece ser un pianista más efervescente que poético pero, en cualquier caso, la versión de solista y orquesta impactó y concedió una nueva pieza de Grieg como propina.

¿Cuántas “Patéticas” escuchará un buen aficionado a lo largo de su vida? Sin duda decenas y de ahí que una lectura alcance a incrustarse en el ramillete de los mejores recuerdos es muy difícil. Jurowski, con una agrupación espléndida, expuso una lectura muy sólida, rotunda, brillante, con todo en su sitio y de ahí que el tercer tiempo sobresaliese, pero también algo epidérmica que le impidió comunicar todo lo que debe trasladar al oyente el conflictivo primer movimiento -¡qué recuerdos de su aparición en la película “The music lovers” de Ken Russell!- y, muy especialmente, el maravilloso y concentrado movimiento final. Una duda: ¿Será Jurowski el próximo titular de la Ópera de Munich, sucediendo a Petrenko o espera a San Francisco? Gonzalo Alonso

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