Jordi Savall y Xavier Díaz-Latorre llevan su programa ‘Del tiempo y del instante’ al Auditorio Nacional
El Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes del CSIPM continúa el domingo 13 con un recorrido por el arte del glosado, la variación e improvisación desde el Renacimiento al Barroco
Este domingo, 13 de marzo, Jordi Savall y Xavier Díaz-Latorre actuarán en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música como parte del Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música del Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música (CSIPM) de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). El dúo interpretará el programa ‘Del tiempo y del instante’, un recorrido musical por el arte del glosado, la variación e improvisación desde el Renacimiento al Barroco, con obras de Diego Ortiz, Gaspar Sanz, Mr. De Sainte-Colombe, Johann Sebastian Bach, Marin Marais, Antonio Martín y Coll, entre otros.
En el marzo de este concierto, esta mañana a las 13,00h en el Aula de Música del Pabellón A, en el campus de Cantoblanco de la UAM, tendrá lugar el musicálogo del mismo nombre que el programa de Savall y Díaz Latorre, en el que intervendrán los filósofos Marina Hervás y Fernando Castro. El coloquio es de entrada libre hasta completar aforo y puede seguirse también, como los 5 precedentes, en el canal de YouTube del Centro.
Marina Hervás, autora de las notas al programa, indica al respecto de este concierto:
“Escucharemos un recorrido histórico por la práctica de la improvisación desde del siglo XVI al siglo XVIII, donde ya se consideraba un gesto arcaico (como en el caso de Martín y Coll). Tuvimos que esperar dos siglos más para que volviese a instalarse la improvisación (en la era contemporánea ya de la mano del jazz) y se redescubrieran las posibilidades más allá del respeto, casi reverencial, a la partitura como destino de los deseos del compositor. De alguna forma, este concierto también propone un recorrido (abierto) sobre algunos problemas de la propia noción moderna de música: su agotamiento en la idea de obra, muchas veces reducida a lo que cabe en la partitura (de ahí tanto el casi obsesivo de poder llegar a escribirlo todo como el desdén de algunos románticos por la interpretación, en la medida en que consideraban que la “fantasía sonora” particular, la lectura de la partitura, iba a ser más rica que la escucha); o la identidad entre compositor y genio –algo clave desde el XVIII–, lo que exigía la inmutabilidad de la obra (¡quién se atrevía y atreve a modificar lo que ha hecho ya un ser considerado como superior, un genio, si ya se estima cercano a la perfección!). Ambos elementos han terminado caracterizando buena parte del repertorio musical llamado clásico y romántico. Una mirada a su historia nos demuestra que no siempre ha sido así”.
Últimos comentarios