Schönberg y Zemlisnky por la Orquesta Nacional de España
La Orquesta Nacional de España, bajo la dirección de James Conlon, dedica un concierto los días 13, 14 y 15 de abril, a la música de principios del XX en el Auditorio Nacional. El final de los principios teóricos y estéticos que llevaban construyéndose durante siglos se precipitó en una época convulsa cuyas consecuencias musicales se podrán apreciar en este programa.
La Orquesta Nacional de España fue fundada en 1937, durante la guerra civil española, y se relanzó definitivamente en 1942. Desde entonces destacados directores han pasado por su podio y recientemente ha sido visitada por Kurt Sanderling, Eliahu Inbal, Dudamel o Ashkenazy. en esta ocasión será el maestro norteamericano James Conlon, galardonado con numerosos premios y distinciones y consideradouno de los más grandes directores operísticos surgido nunca en los EEUU. Junto a él, estarán las voces de la soprano Aga Mikolaj, reconocida en la escena internacional a través del repertorio de Mozart y que triunfa en la escena operística de Europa, Estados Unidos y Japón con los papeles principales de obras de Strauss, Verdi y Wagner, y la del barítono Martin Gartner, con una voz muy versátil de registros en unas ocasiones aterciopelados y duros en otras.
La música de Schönberg y Zemlisnky será la protagonista de un concierto titulado con gracia “Sublimes cuñados”, en relación a la unión política que verdaderamente unía a estos dos compositores. Tiene mucho sentido que Schönberg escribiera «La noche transfigurada» en 1899, más o menos como si el último año del siglo XIX necesitara de un ejercicio de despedida, un epitafio a la tonalidad. Él mismo la dilata, la tonalidad, hasta los últimos estertores, todavía deudor del linaje de Brahms o de Wagner, pero ya convencido de que el amanecer del siglo XX iba a requerir una transformación radical del lenguaje. Se ocuparía de liderarla, pero nunca estuvo solo, otra cuestión es que el trauma de las guerras y o la persecución y éxodo de los músicos judíos descoyuntaran una generación que había instaurado el desenfreno de la vanguardia.
Alexander von Zemlinsky fue el gran precursor, además de profesor de Schönberg y su cuñado. Por eso el concierto que el maestro James Conlon dirige en estas fechas reviste tanta coherencia estética, y reivindica la «Sinfonía lírica» (1922) como una obra maestra de la «literatura» simbólica, una canción de la tierra que evoca la agonía de Mahler y que convierte los poemas de Tagore en insólito aliado del lied.
Últimos comentarios