Sevilla: Prensa, música y maltrato
Prensa, música y maltrato
JUAN MARIA RODRIGUEZ EL MUNDO, Andalucía 2005-02-04
«La prensa ha maltratado a la Orquesta de Sevilla», dice, – en el arranque de un – en principio- cordial almuerzo con la prensa, lubina a la espalda Dios mediante, el nuevo director de .la Sinfónica de Sevilla, Pedro Halffter, y la frase claro, reverbera ahora, en el eco frío y amplificado de los titulares, una frase que sangra tinta, áspera y chirriante, acusatoria, dura.
Pero, ¿de verdad la Prensa ha «maltratado» ala Orquesta de Sevilla? ¿Qué, por qué es esto? En 13 años, la Orquesta de Sevilla ha tenido 4 directores titulares y 3 gerentes y esas cifras, elocuentes, confirman de golpe la inestabilidad, gerencial y artística, de la orquesta. La prensa, claro, durante esos 12 años – como refleja los vaivenes de la Empresa Municipal de Transportes o los de la Recogida de Basuras: la Orquesta nos cuesta 1.200 millones de pesetas cada año y la opinión pública tiene derecho a chequear su rentabilidad y su eficacia- ha reflejado sus éxitos y sus catástrofes. Y lo ha hecho, y ahí están las hemerotecas para comprobarlo, apoyándola con entusiasmo.
La prensa no ha inventado los problemas de la Orquesta: esos músicos concentrados ante el Ayuntamiento porque el consistorio no pagaba su cuota; las denuncias sindicales, una huelga, una ópera tocada . solitariamente al piano, un director -Klaus Weise, que se fue dando un sonoro portazo-, otro -Alain Lombard- que desapareció durante más de un año suspendiendo conciertos y creando una impresión gravísima de falta de liderazgo y provisionalidad… Todo eso, desencadenado en gran parte por las negligencias acumulativas de una clase política sorda a la música y- para la que la orquesta ha sido ….¿lo sigue siendo? una asfixiante carga financiera, un juguete para usar a su capricho o un latazo laboral insoportable: o las tres cosas al mismo tiempo.
Todo esto no lo ha inventado la prensa como Pedro Halffter no sabe porque no se encontraba aquí para verlo. Quitarle hierro ahora a esos problemas -«también Muti dirigió una Traviata al piano en La Scala», pero el Maestranza no tiene el par de siglos de solidez y solera de La Scala; «también la ONE hizo huelga y el público la recibió a gritos, pero nadie habló de divorcio»; la ONE, en crisis perpetua, es. otro instrumento musical más diluido en el maremágnun cultural de un gran Madrid, en Sevilla la Orquesta, por entidad y presupuesto, es el fatal epicentro solitario de la vida cultural de la ciudad y, haya habido o no «divorcio», lo que tenemos ahora es un descenso de abonados; o «también yo he visto patear a la Filarmónica de Viena»; claro, pero a ese pateo le siguieron sin duda 20 conciertos antológicos -, en fin, tratar de pedir ahora una «hora cero», un punto de partida nuevo, sin la pesada carga del pasado, culpando a la prensa de la imagen deteriorada de la Orquesta es un poco naif y un poco absurdo. Además de un poco maniqueo y arbitrario. .
¿La prensa o la critica musical, que es un género independiente y especializado? ¿A quién estamos en verdad culpando? Halffter dice que él no ha leído en ninguna parte del mundo los juicios musicales exagerados que se publican en Sevilla. Así es que, al parecer, todos los desmanes de la Orquesta en 12 años son muy corrientes y cosmopolitas, salvo la prensa sevillana, vaya, casualmente, que tiene un comportamiento aldeano y anómalo. Esto es falso.
Desde vetos y ataques físicos (al critico británico Norman Lebrecht) hasta gélidos recibimientos a nuevos directores, los desencuentros entre la critica y los artistas musicales son viejos y recurrentes. En todo el mundo. Así es que en esto, Sevilla tampoco ha inventado nada nuevo.
Es verdad que ser recibido, como Halffter lo ha sido, por un manifiesto de críticos redactado en términos – que yo no comparto en absoluto- radicalmente negativos y bien duros, sitúa el nuevo director de la Sinfónica en una espontánea posición de contraataque. Es como si Halffter, herido en su dignidad profesional, ejerciera ahora de paladín de una orquesta que se tiene por víctima manipulada de la prensa. Bueno, pues éste es un mal juego que no augura nada bueno. Por eso escribo este artículo, para exigir un poco de cordura, para pedir el desinflado general de tanto grueso personalismo puesto en liza, para recordar que la música se hace sobre los escenarios y no se ha ganado nunca en los despachos. Que la «novelería» no nos engañe, miren como se muere, sin que Sevilla parpadeé ni mueva un músculo, el veteranísimo y prestigiosísimo Festival de Danza de Itálical: el Programa Sinfónico Andaluz es demasiado joven y caro en una región pobre como para creerlo ya consolidado. Yo pido que abandonen todos esta traca, que los periodistas hagamos nuestro trabajo con solvencia,. que los críticos – que son imprescindibles en la relación arte/público. y que en Sevilla han servido para que el público, tirando de «novelería», deje de confundir a su orquesta con la Filarmónica de Berlín- critiquen y hagan de elemento corrector de forma razonable y sin usurpar funciones que no son suyas y que los directores de orquesta no malgasten en broncas de vecindario su influjo y su carisma – muy prometedores, pero que en Sevilla todavía son una incógnita- y los reserven para el momento único del podio que es el único momento que realmente nos importa.
Dilúyanse, disuélvanse en la música: dejen de guerrear a través de las rotativas. Escrito sin tremendismo: una orquesta, la mejor que hemos tenido nunca, una orquesta que ha sido y puede volver a ser de nuevo bien excelente, después de 13 años de fulgor y cataclismos, está jugándose en este momento su futuro. Políticos aparte, de los músicos y de ustedes depende. Y puede que hasta, si no lo hacemos todos mal del todo, dentro de unos años podamos celebrarlo juntos ante unas lubinas a la espalda, Dios mediante.
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