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Abucheos
El repaso
Por Publicado el: 15/09/2005Categorías: Artículos de Beckmesser

Si tu me dices ven

Si tu me dices…
Volvió Lissner a Madrid y volvió en olor de triunfo, con su flamante Scala bajo el brazo. No podían evitarlo ni él, ni quienes le trajeron. Tenía que volver para sacarse una espina. Lo curioso es que era una espina que se clavó el mismo. Se sentó por primera vez en una butaca del Real para ver un espectáculo. ¡Qué pena que los ballet que trajo la Scala no levantaran el vuelo! Sigue teniendo mala suerte en Madrid. Vino y habló para la prensa. Ya se ha contado lo fácil de contar. Yo voy a lo más difícil. Como que en aquella época había hablado “mucho” con Muñiz y Moral. ¿De qué y por qué? Aún quedan muchas cosas por contar.
Dijo que sentía simpatía por Madrid y que lo “pasado, pasado está”, pero tuvo que añadir “a mi no me queda frustración, les quedará a otros”. Luego no está tan “pasado”. Es inteligente, pero no tanto como para que no se le vea el plumero. Y no debía guardar rencores, porque fue él quien tiró la toalla a pesar de una clara oferta de continuidad que se le ofreció en el Hotel Palace, con tal que contratase a Alfredo Kraus para cualquier ópera y que contratase a la OSM. A las alturas del PP les bastaba la cabeza de Salgado, como a las del PSOE la de Argüelles. Lo de Lissner y Sagi fueron otros cantares. Y Lissner decidió irse y, según contó Tomás Marco, en los cajones de su mesa no había un solo contrato. Pero lo que importa es presente y futuro, el pasado sólo sirve como memoria histórica.
Lissner ha acumulado las dos máximas responsabilidades de la Scala: intendencia y dirección artística, Muñiz y Moral juntos. Además las responsabilidades artísticas en Aix-on-Provence, el Festival de Viena, el Teatro Bouffes du Nord y la Madeleine. ¿No tendrá un amigo parecido que nos ahorre a nosotros dinero? Pactó con la Scala una cuantiosa indemnización en caso de cese y no anunciar hasta más adelante –posiblemente tras la apertura- a qué renunciaría. Ya lo sabremos. Cogió su agenda y llamó a sus amigos y a los enemigos de Muti. Y unos y otros le respondieron: “Si tu me dices ven, lo dejo todo”. La Scala es la Scala y los Chailly, Gatti y compañía están deseando ver si pueden llegar más lejos. A esa dirección musical que Lissner no tiene prisa en nombrar. ¿Para qué? ¿Para tener otro gallo en el corral? De hecho ya ha insinuado que en vez de uno pueden ser media docena, expertos por estilos. Gallos con espolón cortado, divide y vencerás. Cambió el “Cosi” de Muti, previsto para la inauguración de la Scala y del año Mozart, porque ningún otro espada se atrevió con el morlaco y colocó “Idomeneo” con el joven Harding porque un joven se puede recuperar antes del revolcón. Y luego ha conseguido, entre los ya contratados y los nuevos, un estupendo plantel directorial: Chailly, Maazel, Jurowski, Tate, Gardiner, Hogwood, Roberto Abbado, Barenboim, etc. Pasos firmes, sin duda. ¡Qué tenga suerte con el público scagliero y cuando cambie el gobierno! BECKMESSER.COM

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