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Por Publicado el: 07/04/2015Categorías: Crítica

SMR 2015: fulgores conquenses

FULGORES CONQUENSES

Bach: “Pasión según San Mateo BWV 244”. Hana Blazíková, Sophie Harmsen, Julian Prégardien, Martin Berner, Dietrich Henschel. Balthasar Neumann Choir. Le Concert Lorrain. Director: Christoph Prégardien. Teatro Auditorio, 2-4-2015. José María Sánchez Verdú: “Libro de Danzas de la muerte”, “Libro de Leonor”. Ensemble Organum. Director: Marcel Pérès. Schola Antiqua. Director: Juan Carlos Asensio. Catedral, 3-4-2015. 54 Semana de Música Religiosa de Cuenca.

            Esta 54 Semana conquense ha tenido un muy alto nivel interpretativo y una oferta programadora muy sustanciosa. La “Pasión según San Mateo”, una de las obras cumbres de la religiosidad musical de todos los tiempos, alcanzó una excelente reproducción en virtud, primero, de la magnífica calidad del coro, de unos cuarenta cantores: sonoro, redondo, empastado, afinado, capaz de alcanzar raras plenitudes de brillo y de fulgor, tanto en los más íntimos y delicados corales cuanto en la reproducción de los pasajes “concitato” o las secciones imitativas más espinosos. Desde el comienzo, lento y acompasado, del Coro inicial, desarrollado con claridad polifónica envidiable, hasta el cierre majestuoso, en un canto vigoroso trufado de líricos intermedios y “ritornelli” bien graduados.

            Estupendo sostén el de la bien conjuntada orquesta de treinta instrumentistas de época, Le Concert Lorraine, con solistas de primera, y un mando de altura en Christoph Prégardien, otrora tenor y en este caso inteligente director sin batuta, sobrio, claro y expansivo, pese a que en alguno de los números más candentes no acertara a resolver problemas de planificación y de dicción, así el aria de bajo “Mache dich, mein Herze”, en la que hubo un confusionismo evidente. Y en la que cantó con propiedad el barítono Henschel, muy forzado aquí como en toda su actuación como Jesús, demasiado grave para él. Atractivo y fresco timbre, clara dicción, pero estilo aún por refinar, el de Julian Prégardien, hijo del director. Estridente la soprano Blazíková, en exceso clara la contralto, Harmsen, de buen estilo, rudo e irrelevante el bajo Berner.

            El “Libro de Leonor” de Sánchez-Verdú encargo de Patrimonio Nacional y el CNDM, ya estrenado y presentado ahora aquí, cultiva una liturgia que gira alrededor de la Reina Leonor (1156-1214), esposa de Alfonso VIII de Castilla. Se trata de una “liturgia escénico-musical” compuesta por once piezas, un “hipertexto real” creado en parte sobre la base del Manuscrito de las Huelgas. El material es a veces de nueva invención, “a la manera de”. Presenta ricas y maravillosas combinaciones que recuperan técnicas vocales pretéritas y busca un uso del espacio arquitectónico circundante como parte de la dramaturgia.

            Hay instantes de incandescencia musical extraordinaria, como los producidos en el curso de las “Litaniae Lauretanae”, en donde la alternancia y superposición de lo polifónico y lo gregoriano y lo fantasioso del trazado alcanzan cotas de rara plenitud y efectos espacio-teatrales sorprendentes. El “Libro de Danzas de la muerte”, que era estreno absoluto, viene constituido por piezas de estilo medieval interpretadas por un órgano gótico, un organetto y una vihuela. La audición, realizada, en busca de un efecto espacial, en el claustro, no funcionó del todo. Arturo Reverter

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