Estimado Beckmesser:

Escribo estas líneas presa de la indignación al conocer las prácticas mafiosas en que están incurriendo José Manuel López López y su cuadrilla en relación con la programación de Promoconcert.

Uno creía que los tiempos de la censura y la imposición habían quedado atrás pero de vez en cuando la realidad se encarga de desmentirlo. Y he de decir sobre ello que considero absolutamente inadmisible la referida intromisión de la Dirección Artística del Auditorio en la confección de los programas del mencionado organizador, basándose además en una mentira, como es la existencia de unas supuestas normas nuevas. Puesto que el Auditorio va a tener programación propia, si estos señores quieren autolimitarse e imponerse criterios absurdos de programación son muy libres de hacerlo, siempre que lo hagan únicamente con su programación, dejando a los demás organizadores en paz.

Por supuesto que en ocasiones los programas e intérpretes de Promoconcert pueden ser discutibles, como los de cualquier otro ciclo, pero ello no justifica, en modo alguno, la imposición de cuotas o cualquier otra acción con el fin de modelar a su gusto el ciclo. A fin de cuentas no se trata sino de un ciclo más de los muchos que existen, al que el público es libre de acudir o no. En este punto es obligado señalar que cualquier concierto de Promoconcert siempre gozará de mayor dignidad artística que el infame concierto de órgano del pasado 12 de mayo, organizado por Raúl Prieto Ramírez, siniestro personaje contratado por Jesús Clavero, el mismo que actualmente ejerce de fiel lacayo del director artístico, desde la OCNE, institución residente en el Auditorio, y que, sin embargo, no supuso la más mínima crítica desde la Dirección Artística (ver artículo ‘Más sobre el Proyecto Órgano en el Auditorio Nacional’, en esta misma sección)

No deja de tener su gracia que sea precisamente Jesús Clavero, organizador del peor ciclo de órgano de la historia del Auditorio, quien ahora haga de perrito faldero de López López en las labores de censura y búsqueda de una programación de “calidad” acorde con sus ideas. Hay que decir además que estos sujetos son unos cobardes, pues sólo van a por el débil. ¿A que no tienen el valor de plantear estas exigencias a Ibermúsica, Fundación Caja Madrid o Juventudes Musicales? No lo tienen y lo saben, pues de intentarlo saben que se pueden ir despidiendo del cargo.

Por otro lado es hora de denunciar la situación laboral de Jesús Clavero, a quien para evitar una indemnización millonaria por su despido como Director Técnico de la OCNE se mantiene técnicamente en ese cargo, aunque obviamente sin ejercerlo, cobrando ese sueldo a la par que el de Director de Producción del Auditorio, total, para hacer de censor y poco más. Un verdadero escándalo.

Quisiera concluir manifestando mi más absoluta repulsa hacia estos métodos propios de matones. Vaya desde aquí mi apoyo y solidaridad a Promoconcert. Y desde luego si finalmente este organizador desaparece de la temporada del Auditorio inevitablemente habrán de rodar cabezas, empezando por López López seguido de Clavero. Y puede que hasta Marset, en calidad de máximo valedor de estos impresentables.

Un saludo, P.