Crítica: Sobresaliente Titán con Fischer
Una sobresaliente “Titán” con Fischer
Obras de Beethoven y Mahler. Elisabeth Leonskaja, piano. Orquesta Sinfónica de Düsseldorf. Director: Ádám Fischer. Ciclo La Filarmónica. Auditorio Nacional. Madrid, 6 de abril de 2022.
Dos grandes obras del repertorio, muy del gusto del público, en la última propuesta de La Filarmónica. András Schiff estaba anunciado como solista del “Emperador” beethoveniano, pero una caída le ha impedido participar en los conciertos de Barcelona y Madrid de la gira de la Orquesta Sinfónica de Düsseldorf, siendo sustituido por la veterana Elisabeth Leonskaja (Tbilisi, 1945). Al parecer, pianista, agrupación y director habían tocado recientemente el mismo concierto. Leonskaja es muy querida en nuestro país, donde actúa con frecuencia dejándonos, como esta vez, un arte caracterizado por la belleza en el sonido, sus dinámicas amplias y el fraseo siempre armonioso, como dejó patente en el tiempo lento del concierto. Los años pasan y a los casi setenta y siete no se pueden tener los dedos con la agilidad de la juventud y se nota en ciertos emborronamientos y en la claridad que exige el tercer tiempo, en el que recurrió demasiado al pedal.
Ádám Fischer (Budapest, 1949), alumno de Hans Swarowsky en Viena es un maestro con méritos demostrados en su larga y sólida carrera, posiblemente infravalorado. Actualmente y desde 2015 es titular de la formación que nos visitó. Acompañó con sumo cuidado a la pianista georgiana, no sólo atento a sus notas, sino siguiendo también sus dedos, pero en la sinfonía “Titán” estaban solamente su orquesta y él y ambos conocen bien la música de Mahler. Hace tres años ofrecieron una muy analítica “Novena” y, en parte, se mantuvo ese concepto, pero a él añadió una mayor dosis de implicación personal. Tempos lógicos, serenos, recreando los sonidos, todo en su sitio, desde el reflejo de los sonidos del despertar de la naturaleza, a las fanfarrias del viento, el sonido del cuco o las trompas por encima de las delicadas cuerdas. Exacto el vals, con su idílico trío, retratando la atmósfera de los Alpes. No en vano Fischer declara que “intento formular el mundo de cada sinfonía y su contenido emocional; lo hago en una forma que yo pueda aprehender. Desde fuera de la música, imagino historias que giran alrededor de mí mismo…”. Melancólicamente lírico el tercer tiempo, en vivo contraste con la explosión sonora, pero siempre medida para alcanzar en plenitud los acordes finales. Fischer tiene muy clara la construcción de loa obra, sus equilibrios y como ir jugando con las tensiones para tener al oyente en un puño. Una interpretación sobresaliente con una excelente orquesta. Fue lógica la también explosiva respuesta del público que llenaba el auditorio. Gonzalo Alonso
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