Sokolov, intérprete singular
Grandes Intérpretes
Sokolov, intérprete singular
Obras de Rameau, Mozart y Brahms. Grigori Sokolov, piano. Auditorio Nacional. Madrid, 20 de febrero
Escuchar a Grigori Sokolov ( San Petersburgo, 1950) es siempre una experiencia única, tal personalidad singular posee el consumado pianista. Se le ama o detesta, pero jamás deja indiferente. A un oyente objetivo pueden sus interpretaciones subyugar o indignar según el repertorio y el día que tenga el músico. En esta ocasión hubo un poco de todo.
Comenzó con la “Suite en re” de Rameau expuesta con un preciosismo que rozaba la orfebrería. ¡Qué magistral en la ternura de “Les suspirs” o qué dominio métrico en “Les niais de Sologne”! Siguió luego una discutible lectura de la “Sonata en la menor KV310”, por cuanto Sokolov decidió resaltar sus aspectos más románticos, más precursores, frente a los más clásicos. Su verdad en este Mozart es lo que quedaba por venir más que lo que ya había sido.
En la segunda parte las “Variaciones sobre un tema de Häendel Op.24”, expuestas las más líricas con expresividad pero sin afectación alguna y las más turbulentas con potencia pero sin violencia. La técnica prodigiosa, las pulsaciones exactas en su dinámica, total la claridad de textura, soberbio el pedal, sin un atropello, claridad meridiana. Tan bello es su sonido que incluso podría hablarse de preciosismo y siempre una libertad interpretativa al filo de la arbitrariedad pero sin caer en ella. En sus recitales siempre hay lugar para las rarezas, lo fueron aquí los tres “Intermezzi Op.117” cerrando, en vez de abriendo, la segunda parte y tocadas sin descanso tras las variaciones y sin apenas pausa entre ello. Luego, como siempre, la generosidad en las propinas. De nuevo un recital único, recibido con júbilo. Gonzalo Alonso
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