Sokolov, una mala tarde
Grandes Intérpretes
Una mala tarde
Obras de Schubert y Scriabin. Grigori Sokolov, piano. Auditorio Nacional. Madrid, 12 de febrero.
Una mala tarde la tiene cualquiera y eso es lo que le sucedió a Gregori Sokolov en su último recital madrileño. Estoy seguro que mi modesta opinión no será compartida unánimemente, dada la gran cantidad de fans que posee el pianista.
He de decir que considero a Sokolov no ya uno de los grandes del teclado de hoy día, sino una auténtica personalidad de él. A la habitual perfección técnica, que es apabullante, se le une una imaginación y una libertad creativa poco común. Algunas de sus versiones de sonatas schubertianas como las D.894 o D.960 resultan tan sorprendentes como admirables. Lamentablemente no puedo opinar lo mismo de la D.958 programada y “ejecutada” en esta ocasión en el más estricto sentido del término. La libertad de creación tiene sus límites y no puede traicionarse totalmente el estilo del compositor. También los tienen los contrastes dinámicos y los “fortes” no pueden sonar como mamporros al teclado, mientras los “pianos” se olvidan del alma y nacen muertos. Todo ello sucedió en la primera parte de un recital que continuó con diversas obras de Scriabin –entre ellas la “Sonata n.3 op.23”- tocadas sin interrupción para despiste del público que no sabía donde aplaudir, claro que él no estaba por estas manifestaciones entre unas piezas y otras. En Scriabin fueron mejor las cosas, pero tampoco como otras tardes. Lo dicho, no hay artistas sin altibajos. Gonzalo ALONSO
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