South Pole: Interesante estreno mundial
Esta opera del compositor checo Miroslav Srnka ha tenido su estreno mundial el pasado día 31 de Enero y la levantado una gran expectación, al estrenarse en un teatro de postín, con un director de los mejores de la actualidad y un reparto encabezado por dos grandes figuras. Como botón de muestra de la expectación, bastará decir que en todas las representaciones se ha colgado el cartel de No Hay Billetes.
Esta ópera es un encargo de la Bayerische Staatsoper a la pareja artística formada por el compositor checo Miroslav Srnka y el libretista tasmanio Tom Holloway, tras la buena sensación dejada con el estreno en Munich de la ópera Make No Noise en el año 2011. Tras varios temas barajados, se decidió por parte del teatro, compositor y libretista que fuera la Conquista del Polo Sur el objeto de la nueva ópera, que solamente adquirió su título definitivo de South Pole durante el pasado mes de Julio.
La ópera cuenta con un libreto muy bueno, que desarrolla estupendamente la carrera de las expediciones de Amundsen y Scott hacia la conquista del Polo Sur en 1912, que terminó con la llegada del noruego en primer lugar y la muerte de los expedicionarios británicos en el regreso. Como digo, el libreto está muy bien construido y mantiene el interés del espectador en todo momento, convirtiéndose en una especie de ópera doble, ya que asistimos a la vez a la presencia en escena de ambas expediciones hasta llegar a la conquista del objetivo. La música de Miroslav Srnka no es, evidentemente, de esas de las que uno sale del teatro tarareando temas. Es lo que podemos llamar música moderna, donde la melodía no existe. Sin embargo, se une francamente bien a la trama dramática en una orquestación a veces muy brillante, no faltando algunos momentos de gran lirismo, particularmente el cuarteto de Amundsen, Scott y sus amadas, que cierra la primera parte de la ópera. La presencia de los personajes de Kathleen (la esposa de Scott) y la Landlady (la amante de Amundsen) están resueltas como apariciones a los expedicionarios. En resumen, es una obra interesante, aunque seguramente habría pasado desapercibida de no contar con la presencia estelar a la que me refería más arriba.
Una de las ventajas que tiene asistir a un estreno de una ópera es que el director de escena no puede hacer relecturas de la obra, sino que se tiene que limitar a narrar la trama. Eso es lo que ocurre en este caso con la producción de Hans Neuenfels, que hace un trabajo interesante. La escenografía de Katrin Conann y Hans Neuienfel ofrece un espacio vacío, cerrado por paredes blancas, muy adecuado para el ambiente gélido de la ópera. El escenario se divide en dos partes, la izquierda para los británicos, de negro, y la derecha para los noruegos, de blanco. El vestuario de Andrea Schmidt-Futterer resulta adecuado, y hay una notable labor de iluminación por parte de Stefan Bolliger. Hans Neuenfels narra muy bien la acción, destacando la escena del sacrificio de los animales de tiro (ponis para los británicos y perros para los noruegos) y la doble llegada de las expediciones al Polo Sur.
La música de Miroslav Srnka tiene mucho que dirigir y hace falta un maestro excepcional para llevarla adelante. Bastará decir que la partitura no está escrita en papel normal, sino en hojas de 50 cm., casi posters, ya que Srenka escribe incluso para cada uno de los instrumentos de cuerda, aparte de la muy abundante percusión. Kirill Petrenko ha tenido que ver mucho con este estreno y se ha volcado en la dirección de la ópera. Su actuación en el podio me ha parecido magistral. Uno se dará mucha más cuenta de su prodigiosa dirección, si tiene oportunidad de ver alguna vez esta ópera con otra batuta. Irreprochable también a sus órdenes, como siempre, la Bayerisches Staatsorchester.
La pareja protagonista de la ópera está constituida por Roald Amundsen y Robert Scott, interpretados respectivamente por Thomas Hampson y Rolando Villazón. Todos los aficionados saben que ambos están en declive vocalmente, aunque por razones muy distintas. Tengo que decir que Miroslav Srnka demuestra que sabe escribir para voces, ya que compone para ellos siempre usando el registro central, debiendo basar los cantantes su actuación mucho más en la expresividad que en ningún tipo de alardes vocales. La verdad es que los dos resultan irreprochables como intérpretes, especialmente Thomas Hampson, ya que en más de un momento Rolando Villazón tiene dificultades para que su voz llegue a la sala y hay un claro vibrato en cuanto la tesitura sube mínimamente. En cualquier caso, los dos han servido muy bien a sus personajes.
Tara Erraught dio vida a las apariciones de Kathleen Scott a su marido y lo hizo bien, con una voz de calidad. La soprano alemana Mojca Erdmann interpretó a la Landlady en sus apariciones a Amundsen y resolvió a plena satisfacción su parte, que es la más comprometida en notas altas de los cuatro principales personajes.
La expedición británica estaba compuesta por 4 tenores, mientras que la noruega la formaban 4 barítonos. Todos ellos lo hicieron bien. Por la parte de Scott eran Dean Power (Oates), Kevin Conners (Uncle Bill), Matthew Grills (Evans) y Joshua Owen Mills (Bowers). Por la parte de Amundsen eran Tim Kuypers (Johansen), John Carpenter (Oscar), Christian Rieger (Hansen) y Sean Michael Plumb (Bjaaland).
El teatro estaba totalmente lleno. El público se mostró satisfecho, aunque no entusiasmado con el resultado de la representación, no faltando algunas deserciones en el intermedio. Los mayores aplausos fueron para Kirill Petrenko, muy merecidamente.
La representación comenzó con 6 minutos de retraso, algo habitual en Munich y tuvo una duración de 2 horas y 28 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 55 minutos. Siete minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 163 euros, habiendo butacas de platea al precio de 91 euros. La entrada más barata costaba 39 euros. Jose M. Irurzun
Fotos: Wilfried Hösl
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