Nina Stemme en “La mujer sin sombra”, uno de los eventos más esperados
Nina Stemme en La mujer sin sombra de Strauss, uno de los eventos más esperados en la vuelta a la normalidad
La producción del Met para su próxima temporada es uno de los eventos imprescindibles cuando la actividad cultural se reincide
Richard Sasanow, periodista en el diario Broadway World, recomienda la próxima producción del Metropolitan Opera de Nueva York sobre La mujer sin sombra de Strauss como uno de los acontecimientos más esperados del panorama lírico cuando los teatros puedan recuperar la normalidad perdida por la crisis del coronavirus.
En ella participarán Yannick Nézet-Séguin y Patrick Furrer como directores, Elza van den Heever como La Emperatriz, Nina Stemme como La Mujer, Klaus Florian Vogt como El Emperador y Michael Volle como Barak.
La ópera se vio por última vez en el Met en 2013, cuando Christine Goerke asumió el papel de La Mujer en una interpretación impecable que relanzó su carrera.
“Stemme, excelente en Tristán e Isolda, Elektra o Turandot”, indica Sasanow, “posee una gran voz con extremos suaves, una cualidad que humaniza los personajes que interpreta, en ocasiones muy duros, por lo que su participación en esta producción es de enorme interés”.
En una entrevista, Birgit Nilsson, intérprete de referencia de este papel desde que lo debutó en Estocolmo en 1975, confesó que casi cancela esta representación por no lograr dominar el papel mientras lo estudiaba. A diferencia de otras cantantes, Nilsson empezó por aprenderse la música antes que el personaje: “Para mí la música es lo primero. Empiezo a repetirla sucesivamente y al final, cuando el texto penetra en mí, desarrollo el personaje”, explica. “La música no parecía muy complicada pero mi voz se cansaba más de lo normal y creí que no podría hacerlo. Después de meditarlo mucho, decidí hablar con el director general del teatro para suspender mi participación y me recibió con terribles noticias: Barak había cancelado. Estaba de los nervios, crispado ante la posibilidad de anular la producción, así que en un acto de cobardía, me callé. En vez de volver a casa me quedé en el teatro y ensayé con la orquesta. Para mi sorpresa todos los problemas desaparecieron”. Fue la única vez que Nilsson estuve al borde de cancelar.
Esperemos que el final de la crisis esté cada vez más cerca y sea posible disfrutar de espectáculos tan maravillosos como esta producción.
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