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La ópera, un enigma
Ibermúsica, medalla de oro
Por Publicado el: 22/05/2008Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

SuperDomingo

SuperDomingo
Hace unas semanas me preguntaba mi vecina de butacas en el Teatro de la Zarzuela si yo no pensaba que Plácido Domingo era el mejor tenor de la historia. Mi respuesta la desconcertó: “No, las clasificaciones sobre los tenores o cualquier otra cuerda vocal son absurdas, puesto que los repertorios son muy diferentes. De otro lado, sin duda alguna, el mejor tenor de la historia tendría que haber poseído el “do”. Más tarde le añadía ” Sin embargo, si bien no creo que haya sido el mejor tenor de la historia, sí que creo que ha sido el mejor cantante, el más artista”.
En estos días vuelve a nuestros escenarios, al del Liceo concretamente, para cantar nuevamente el Sigmundo de “Walkiria”. Lo hará a los 67 años, tras haber incorporado nuevos papeles como el Oreste de la “Ifigenia” de Gluck o el Bajazet del “Tamerlano” de Haendel. La carrera de Plácido es toda una sucesión de Guiness, el más en todo: el que más papeles ha abordado, el que más géneros ha cultivado, el que más aplausos ha cosechado, el que más discos ha grabado…. Por si fuera poco, ha desdoblado su actividad para abarcar la dirección orquestal y la más alta responsabilidad en dos teatros de ópera, amén de ser el factotum en el famoso concurso de canto Operalia. ¿Hay quién de más? Desde luego que no. Pero lo más importante: Plácido nos lleva emocionando cuatro décadas y da igual que lo haya logrado con Parsifal o con Otello, con una napolitana, una ranchera o, ahora, una copla.
Cierto es que entre tan amplia cosecha no todos los frutos pueden reunir la misma calidad y hay que perdonar algún desliz en el repertorio o alguna noche poco afortunada. Pelillos a la mar….
A todo ello hay que añadir su generosidad, la atención y los cuidados que dedica a sus amigos de siempre. No le faltarán los minutos para visitar a un par de amigas achacosas o enviar un ramo de flores a una admiradora ingresada en un hospital. Puede sorprender, pero así es Plácido. Y también puede sorprender que, siendo quien es, aún se desvele por un comentario negativo o una mala crítica.

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