Tancredi, potagonista en Ferrara
Temporada del Real
Tancredi, potagonista
“Tancredi” de Rossini, versión de Ferrara. J.M.Zapata, E.Podles, G.B.Parodi, M.Cantarero, M.Rodríguez-Cusi, M.Martins. Y.Kokkos, director de escena, escenógrafo y figurinista. R.Frizza, dirección musical. Orquesta y Coros titulares del Teatro Real. Madrid, 9 de diciembre.
Rossini realizó la versión de Ferrara, la de final trágico, un mes después del estreno veneciano, el de final feliz. Una y otra versión se complementan y más en las producciones presentadas en el Teatro Real. Lo sorprendente es que algunas cosas sólo se entienden tras escuchar ambas versiones. Así, por poner un ejemplo, el título de la ópera, pues en la primera versión no debería llamarse “Tancredi” sino “Amenaide” ya que el peso de la soprano parece muy superior al de la contralto. Es una cuestión de partitura, pero también hay cuestiones de puesta en escena. Así, lo que en la de Venecia puede aparentar abuso de mimos, encuentra más justificación en la de Ferrara en la escena final, con la aparición en la primera fila del cortejo del cuerpo desmembrado del mimo de Tancredi antes de la aparición de éste.
Me consta que la pregunta es ¿a qué versión acudir? Y la respuesta no es fácil. En términos globales apostaría por la de Venecia, pero puede haber otros gustos muy justificables. La de Venecia contiene casi quince minutos más de música, con más protagonismo de la apuntada Amenaide pero también del tenor y un final más vistoso. La conclusión de Ferrara no acaba de funcionar, aunque se comprende que la mayoría de las mezzos protagonistas lo prefieran, porque así redondean su parte con una intervención solista. Y claro, también hay diferencias en lo que en el Real se escucha. Los dobles repartos plantean la problemática de que no siempre todos los mejores intérpretes corresponden a uno de ellos. Las dos Tancredis ofrecen perspectivas muy diferentes, pues al más sólido registro agudo y la más depurada línea de canto de Daniela Barcelona se contrapone el impresionante registro grave de Eva Podles y su más comunicativo canto. Mariola Cantarero tuvo momentos de gran brillantez, particularmente en los filados y su entrega fue encomiable, pero no siempre resultaron agradables los agudos en forte. Patricia Ciofi mostró más elegancia y control. Entre ambas es mucho cuestión de gusto. Donde no hay duda es en los personajes masculinos, pues si bien Giovanni Bautista Parodi sólo supera por puntos a Umberto Chiummo, José Manuel Zapata vence por ko a Bruce Sledge en consistencia vocal, por más que algunos agudos le pillen a contrapié. Lo ideal hubiera sido contar con él en la versión de Venecia, pero vayan a la que vayan disfrutarán sin llegar al arrebato. Gonzalo Alonso
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