Javier Ulises Illán dirige musicalmente la propuesta escénica de la Agrupación Señor Serrano compuesta a partir de la Missa de Batalla y la Missa pro Defunctis de Joan Cererols

Presentación Extinción en el Teatro Real

El Teatro Real y el Teatro de la Abadía vuelven a aliarse por segundo año consecutivo en la presentación de una ópera de nueva creación. Tras el estreno de Marie, el escenario del teatro de la calle Fernández de los Ríos alojará las primeras representaciones de Extinción, una propuesta escénico-musical de la Agrupación Señor Serrano sobre la Misa de batalla y la Misa pro Defunctis de Joan Cererols (1618 – 1680), desde el día 12.

La obra, que cuenta con la colaboración del Festival de Arte Sacro de Madrid (FIAS), es una indagación poética y visual sobre el extractivismo, las primeras exploraciones castellanas del Amazonas, la tecnología móvil y la búsqueda del alma humana en el siglo XXI, sobre las notas de la Misa de batalla (1648) y la Misa pro defunctis (1651) de Joan Cererols. Las misas, interpretadas en directo por el coro del Teatro Real y el ensemble Nereydas bajo la dirección musical de Javier Ulises Illán, sirven como base de una dramaturgia que se despliega mediante un dispositivo escénico de cine en tiempo real, cámaras de video, performance, objetos y proyecciones de vídeo realizadas en directo.

En escena se entremezclan una gran pantalla, que domina el espacio, varias mesas de trabajo, un plató donde se rueda una película mostrada en tiempo real, unos performers-manipuladores, un director musical, veinte cantantes y seis músicos. El plató escénico formado por ramas de vegetación artificial y un panel de fondo donde se retro-proyectan los ambientes de los diferentes escenarios de la película. Dentro de este plató, un actor consulta su móvil mientras se viste para interpretar a Francisco de Orellana y sus pensamientos se proyectan en la gran superficie de proyección. Sobre las mesas, diferentes elementos y utensilios que nos transportan al Amazonas, a una mina de coltán, a la industria de telefonía móvil, a una lección de anatomía, a la nube, a la lluvia. Los performers – Carlota Grau, Marcel Borràs y Álex Serrano -manipulan esos elementos frente a las cámaras y en la proyección emergen mundos.

Joan Cererols

Renovó la tradición española renacentista, abriéndola a las influencias barrocas llegadas principalmente de Italia y Flandes a mediados del convulso siglo XVII. Monje benedictino, Cererols desarrolló toda su carrera en torno al Monasterio de Montserrat, donde llegó a ser director de la escolanía durante más de veinte años. Cabe destacar en su formación musical, su paso por la sede del monasterio benedictino de Montserrat en Madrid, época en la que compuso su Misa de batalla (1648) en honor de Felipe IV.

La segunda de sus grandes misas, la Misa pro defunctis (1651), es tan solo de tres años después y refleja sin embargo un ambiente muy diferente, más lacónico, denso y oscuro, con motivo de la epidemia de peste que asoló Barcelona aquel año y que posteriormente se propagó a otras partes de la Corona española.

Así, las líneas austeras ya con frecuentes tensiones barrocas de la Misa pro defunctis se contraponen a la brillante Misa de batalla a 3 coros, de carácter pseudo profano. La contraposición de estas dos obras evoca el viaje del gusto musical desde la simplicidad mística medieval y renacentista hasta la riqueza de la polifonía y la instrumentación del primer barroco.

La mayor parte de la obra original de Cererols desapareció en el incendio de la abadía provocado por las tropas francesas durante la invasión de 1811, la obra que se salvó fue impresa a principios del siglo XX y acabó de poner a Cererols en los lugares de honor del barroco español.

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