Testimonios a la muerte de Montserrat Caballé
Testimonios a la muerte de Montserrat Caballé
En esta entrada iremos colgando los testimonios que vayamos recibiendo a su fallecimiento. Rogamos a quienes la amaseis que nos enviéis el vuestro.
José Antonio Campos
“Si la belleza tenía un nombre, ese era el de Montserrat”
Giancarlo del Monaco
“Cara Montserrat , ci conosciamo da quando ho avuto l onore di incontrarti e ascoltarti ! Sei partita per un mondo sicuramente migliore dal punto di vista della vocalita e ci lasci soli in mezzo ad un mondo dell opera in disfacimento . Nell Olimpo assieme alla Callas e la Tebaldi potrai forse aiutarci , non so se ne avrai voglia pero sono sicuro che ci proverai ! Sei stata molto di piu di una immensa cantante sei stata un grandissimo personaggio come oggi non ce ne sono piu ! Non posso che terminare questo mio messaggio usando le stesse parole che uso Giuseppe Verdi per la morte di Richard Wagner „ Triste Triste Triste la Caballe e morta „ adesso smetto perche sto piangendo . Tuo Giancarlo del Monaco
Teresa Berganza
El dolor que me ha producido el fallecimiento de Montserrat, aunque estaba en contacto con su hija continuamente hasta anoche mismo, es inmenso, y es mío. Hemos perdido a una grande entre las más grandes. Nacimos el mismo año, ella era un mes más joven que yo, pero del mismo año.Nos deja huérfanos a los que la queríamos y a los amantes del canto, a los teatros y a la ópera. Montserrat era única, no se le pueden poner adjetivos. Única.
Ahora que veo pasar ante mí a otros cantantes me doy cuenta. Impregnaba todo lo que cantaba de una verdad que en su garganta se volvía palpable, sin egolatrías, sin la perspectiva de una cantante que sabe que el compositor no existe sin los intérpretes. Y ese color de voz que ha sido único. Era completa, tenía una voz maravillosa. Escuché en la televisión una «Norma» cantada por ella que no le he oído a nadie, ni siquiera a la Callas como lo cantaba ella. El mundo de la ópera hoy se ha convertido en una selva, tomado por todas esas glorias que retratan su vida en Instagram hablan de sí mismos y se dicen en unos caracteres lo que valen.
Pero si alguien quiere rescatar la esencia pura de la ópera, que tantos hemos dado la vida por defenderla, que se siente en un confortable sillón y deje que suene la voz de Montserrat. Y ella habrá entrado ya por la puerta grande en el cielo del arte. No le puedo decir más que: «Gracias, amiga mía, por tanta pasión». El dolor que siento, inmenso, lo quiero guardar para mí, es mío, lo sufro yo, pero no puedo dejar de decir que era única y que no morirá jamás. Ahí está, nos ha dado mucha felicidad y nos la seguirá dando a través de sus grabaciones. Te quiero, Montserrat, ya nos encontraremos ahí.
Plácido Domingo
Dios ha llamado a otro ángel a su reino”, afirmaba ayer Plácido Domingo a través de un mensaje en Twitter escrito en inglés, tras conocer la muerte de Montserrat caballé. El tenor, que remarcó la “maravillosa” vida y carrera que tuvo Caballé, ha lamentado el fallecimiento este sábado de la diva de la ópera, a la que ha agradecido su “impresionante” voz y su talento. “Mi querida Monserrat, qué maravillosa vida y carrera tuviste. Gracias por tu impresionante voz, tu talento y qué privilegio ha sido compartir el escenario contigo. Descansa en Paz. Dios ha llamado a otro ángel a su reino. Siempre…
María José Montiel
“Gracias por tantas noches de felicidad escuchando tu voz prístina , tu canto celestial y tu fuerza arrolladora . Escuchándote , me has transportado a una dimensión superior tantas veces … , que no puedo por menos que sentir una tristeza muy grande y llorar literalmente tu pérdida .
Montserrat Caballé , la soprano española más grande de toda la historia descansa en el Cielo junto a unas poquísimas cantantes tan grandes como ella . ETERNA , ÚNICA Y UNIVERSAL .
Duerme en Paz con tus seres queridos !!”
Juan Pons
“Prácticamente me descubrió, porque hacía cuatro años que cantaba en el coro del Liceu y cantaba de bajo: me hizo pasar a barítono”
Miguel Angel Gómez Martínez
Es hoy día de tristeza. Nos ha dejado una de las más grandes sopranos del siglo XX, una mujer excepcional. Nunca olvidaré la primera de las muchísimas veces que tuve el privilegio de dirigirla. Fue en Frankfurt, en el año 1975, en una representación de gala de Don Carlo de Verdi. Desde aquella vez se han sucedido innumerables ocasiones, en Viena, Berlín, Hamburgo, Orange… en óperas tan diferentes como La Forza del Destino, Il trovatore, y muchas otras. Fue siempre un modelo de profesionalidad y de exigencia sobre sí misma. Inolvidables sus pianissimi, sus interminables fiatti, y también su extraordinaria disciplina y respeto por los directores de orquesta que ella consideraba de calidad. Descansa en paz, Montserrat, y deleita a los ángeles con tu voz única e irrepetible.
Ainhoa Arteta
Estamos todos de luto. Yo sabía que estaba enferma, pero no pensaba que era nada de gravedad y que el desenlace sería tan inminente. Creía que se iba a recuperar, pero, desgraciadamente, no ha sido así. Ella, que hizo frente a lo largo de su vida a tantos avatares durísimos, no pudo superar este último golpe, el más duro. Quizá sea que tenía su día señalado. Pero se ha ido como ella quería, rodeada del cariño de los suyos, que han estado a su lado, sin moverse, cerca siempre. Los más especiales recuerdos que he vivido han sido a través de su hija, que siempre me ha parecido una persona maravillosa. Cuando la conocí –trabajamos juntas– me acuerdo de que le comenté: «Tus padres han tenido que ser, y tienen que ser, maravillosos para que tú seas así». Porque lo es. Es una persona tan buena, tan educada y tan sencilla… A través de ella, que me explicó lo que significaba ser hija de una grande entre las grandes como lo era su madre, conocí a Montserrat y, efectivamente, en las distancias cortas se mostraba como una mujer completamente sencilla, humilde y muy risueña. Jamás fue distante aunque era distinta y no volveremos a tener cerca a alguien de su talla. Se reía mucho, tenía un gran sentido del humor.
Nos ha dejado una lección que solamente pueden legar los grandes sobre lo que es saber llevar una carrera longeva, con una técnica impecable y una voz única. Una mujer que, ante todo y sobre todo, además de cantante era madre y ejercía de ello.
Su gran legado para mí es la música, pero creo que también podemos disfrutar muchísimo de Caballé a través de su hija.
Es un día raro, extraño. Por un lado celebramos, y nos congratulamos, de que haya existido esta gran dama de la música y del arte, y de que algunos, muchos, hayamos tenido el enorme privilegio de conocerla; pero, obviamente, es triste porque nos ha dejado, aunque sé que nos lega un testigo que no tiene parangón. Nunca debemos de olvidar esto: Montserrat Caballé es hoy una de las representantes españolas más grandes de la lírica a nivel mundial. Qué pena nos embarga no solo aquí en España sino en todo el mundo. La recordaremos siempre.
María Gallego
Esta foto es del día de mi debut en el Gran Teatre del Liceu en la ópera Armide de Gluck el 6 de diciembre de 1986, la primera vez que pisaba un escenario de ópera, junto a mi admirada soprano Montserrat Caballé.
Sentí su apoyo en todo momento
¡Hasta respiraba conmigo!
Ante todo quisiera expresar mi gratitud a una persona que me ayudó a hacer mi sueño realidad.
Cuando tenía 18 años tanto Bernabé, su marido, como ella estuvieron de acuerdo, solo un minuto después de escucharme, en darme todo lo necesario para que yo pudiera estudiar y trasladarme de San Fernando (Cádiz) a Barcelona, una beca de estudios, pero no solo eso, me abrieron las puertas de su casa y fui una más de la familia durante mucho tiempo, además de viajar con ella y aprender de cerca lo que significaba pertenecer a este maravilloso mundo que la ópera.
Entre otras muchas cosas me dijo que para dedicarme a la ópera sobre todo tenía que amarla mucho y vivir “para” ella, estar a su servicio.
Y me hizo dos preguntas muy importantes:
Qué es para tí la música y si estaría dispuesta a dejar a mi familia por ella, dos preguntas que en ese momento fui rápida en contestar y que pasado el tiempo he comprendido.
Cuando me explicaba cómo emitir los sonidos y me hablaba de la respiración para apoyarlos nos entendíamos a la perfección porque además de saber cómo trabaja el cuerpo físicamente al cantar me explicaba sus sensaciones, algo abstractas, pues nuestro instrumento no está en el exterior, no lo podemos ver, pero absolutamente reveladoras y sabias para poder expresar con plenitud lo que estaba escrito en las partituras.
Te has ido… nos dejas un gran vacío… pero también un gran legado, tu bellísima voz y recuerdo imborrable.
Gracias por el tiempo que me dedicaste, mi muy querida y admirada Montserrat.
Mi mayor satisfacción es poder transmitir todo lo que tú me enseñaste. Espero que desde donde estés te sientas orgullosa de mí.
Jose María Cano
Excelsa. «El» timbre. Deliciosamente intensa. Explosiva o pianissima. Se te desconoce término medio.
Presencia escénica eclipsante. Salomé velo a velo. Mujer bellísima por dentro y por fuera.
Siempre viniendo de España. Como Granados. Como Albéniz o Dalí. Como los grandes artistas catalanes sin excepción. Complejos ninguno. Ojos con las largas puestas. Fe con F de «Fiato» y de E de «Espressivo». Al cielo vas. Ya pasaste aquí por el purgatorio.Al cielo con Callas. Con Björling y Corelli. Donde tu vibrato nunca más temblará. Y el fervor de los bien oyentes tampoco.
Resuene tu voz alada en la bóveda eterna, Montserrat querida.
Jesús Mariñas
Cómo escribir de Montserrat sin que se me rompa el corazón. Fue parte de mi vida durante casi cincuenta años de amistad. Por mi parte, con una entrega total, y, por la suya, con la extraordinaria generosidad que siempre mostró hacia mí y mi obsesión por buscar y comprar grabaciones «pirata» de actuaciones en vivo. Tengo mas de seiscientas guardadas en disco duro –ahora, por fin, relanzados–, casete y vídeo. Montserrat las prefería a las oficiales y yo se las proporcionaba, porque ella no iba a ir de tienda en tienda. Apenas las escuchaba y cuando le ofrecieron hacer grabaciones nuevas, siempre lo rechazó: «No puedo competir conmigo».
Fui el periodista que más la siguió en su periplo por el mundo y desde que empezó su carrera en aquella casa de la antigua Infanta Carlota donde vivía su madre y que, cuando falleció, Montserrat aprovechó para guardar allí parte de su ajuar escénico, que conservaba, guardado por títulos, en cajas. Imagino que ahora donarán ese legado al Museo del Teatro barcelonés o entre los principales escenarios del mundo.
Nuestra relación siempre fue admirable, y no me refiero solo a los aspectos que rodean el cante, sino a su tremenda humanidad. A la muerte de mi madre, que sucedió en Barcelona a una hora muy temprana, mandó a Bernabé Martí para que me acompañase en el duelo. La Jurado, otra entrañable amiga, lo hizo con Pedro Carrasco.
La seguí por donde iba. La vi y aplaudí en Aix, uno de sus principales lugares de éxito junto con el Met neoyorquino, el Liceo, que tanto adoraba y donde estrenó hasta cien títulos, La Scala o el Covent Garden donde debutó con la «Traviata» y llegó a imponer su propio vestuario –diseño de doña Ana, su madre–, rechazando el bicolor de Visconti «porque no me favorece» ya que aprovechaba el montaje creado para Callas:
«Maestro, déjeme a mí porque Maria era alta y delgada, con brazos largos –en su piano tenía foto dedicada de Callas–, y yo soy pequeña y ancha».
Un capricho de diva pensaron muchos, pero a Monserrat le gustaba estar a sus anchas y nada mejor para eso que rodearse por las ideas y creaciones maternas. De una sencillez extrema y sin perder jamás la perspectiva de ser considerada «la última diva», remató el trío de tres irrepetibles como Callas y Tebaldi. Renata la adoraba y admiraba y cuando se retiró no se perdía uno solo de sus conciertos en el Palau de la Música. Porque la Caballé –mi ¡Forever Montserrat!– igual cantaba lo mas lírico de Donizzetti que convertía en un «hit» «Hijo de la luna» de José María Cano. Vendió miles de copias de un género que en principio le resultaba extraño pero que dominó igualmente. He estado medio siglo detrás de ella, esperando con emoción el momento de estremecerme con su voz incomparable, da igual que cantara «Un ballo in maschera», abordara la dulzura de «Adriana», la «Norma» o el célebre «¡Oh, mío babbino caro!». Nunca olvidaré cuando, en el aniversario del Metropolitan , durante el ensayo de el « Io sono una umile uncela» que dirigía John Willians, autor de «La guerra de las galaxias», lo dejó batuta en mano porque iba muy apresurado: «¡ Maestro, que los cantantes también respiramos!».El bel canto está de luto al irse su última diva y yo estoy roto al ver que, después de tantas intervenciones, no superó una infección renal. Con ella se va una parte importante de mi vida y todos esos momentos de los que disfruté porque me permitió tratarla, tener su cariño y ver cómo su talento rendía a todos los públicos. Me sería difícil escoger entre Montse y la Caballé. Las dos me cautivaban. Me consolaré con sus discos pero dudo que llenen el vacío. Otra vez, huérfano.
Casa Real
“Era la Caballé, la gran señora de la ópera, leyenda de la cultura universal, la mejor entre los mejores y capaz de descubrir nuevos espacios de creación con los más grandes”
Candelaria Rodríguez Afonso (Festival de Canarias)
“Si la amasteis………!!
Como se podría ser Músico, amar la Música, vibrar con la Ópera y no Amarla??? Quien podría pasar por alto esa inmensa voz? esa inmensa personalidad, esa furia de la escena? Brillando y vibrando pero siempre desde la discreción? triste noticia la de hoy! “
Fernando Segura (Hispaopera)
“Tristeza. Eso es lo que sentí esta mañana de octubre cuando al encender el ordenador, empecé a ver que todo giraba en torno al fallecimiento de la que para mí ha sido la soprano más espectacular que he escuchado jamás. No tuve la suerte de verla nunca actuar en directo, pero su voz siempre me cautivó. Tenía esa magia que llega más allá de los oídos y es capaz de removerte por dentro. Era una cantante excepcional y desde hoy, eterna e inmortal. Forma parte de la historia de la lírica, ocupando uno de los lugares de honor junto a otros grandes artistas. Gracias por tanto arte, Montserrat. Eterna y grandiosa. Descansa en Paz”.
Los más bellos filados de la historia de la ópera. Junto a la Callas, en mi opinión las dos mejores sopranos del siglo XX. Y además nos trajo, inesperadamente, al grandísimo Freddie Mercury a cantar en el Teatro de la Zarzuela. ¿Qué más se puede pedir? RIP