Todos los Enrico que caben en Caruso
Todos los Enrico que caben en Caruso
Enrico Caruso: De su reciente resurrección a su intento de suicidio por amor
Italia celebra el 2 de agosto a lo grande el centenario de la muerte del genial tenor, que sigue siendo un mito, con todo tipo de actos y actividades que se prolongarán por espacio de tres años
Excesivo en casi todo. En su voz, en su manera de amar, en su manía de enlazar un pitillo tras otro, a la hora de disfrutar de una buena mesa. Se celebran hoy los cien años de la muerte de Enrico Caruso (1873-1921) y su país de nacimiento, Italia, se rinde literalmente ante el que consideran el tenor más grande de la historia con un homenaje que se prolongará durante tres años y que tiene otros tantos ejes: Conversaciones, Expresiones y emociones y Exposiciones (del vestuario que lució en sus innumerables representaciones y de sus dibujos, entre otras). Tan es así el fervor que el país con forma de bota le profesa al napolitano que una iniciativa ha decidido devolverle a la vida y empastar su voz con la de un conjunto de alumnos del Conservatorio de Benevento, promovido por la Fundación Bideri. Se trata de una nueva versión de una de las tres canciones napolitanas compuestas por el artista, “Tiempo antico”. Caruso interactúa con los estudiantes de la Stable Orchestra della Canzone Napoletana en un dueto que se ha remasterizado y digitalizado, pues la grabación original está fechada en marzo de 1916. El tema tiene su aquel: está íntimamente relacionado con la vida del cantante, pues la compuso en recuerdo de su primera mujer , Ada Giachetti, quien le abandonó por el chófer de la familia una década antes. Así, la primera parte se dedica a los años de feliz unión (la relación, que no acabó en matrimonio, sufrió altibajos por el fuerte carácter de ambos), mientras que en la segunda domina un tono de dolor que culmina por el recuerdo de la infidelidad y la incertidumbre ante el futuro.
12.000 liras por un coche
¿Volvería a encontrar el amor? A pesar de sufrir lo indecible por el abandono, tardó poco: en 1918 se casó con la americana Dorothy Park Benjamin, con quien tuvo una hija, quinta de su prole (con Giachetti fue padre de cuatro de los que sobrevivieron dos). Ada se convertía de esta manera en su pasado pasado, aunque fue clave en sus primeros años de carrera. Antes del enlace con la norteamericana tuvo una aventura con su cuñada. A ninguna prometió llevar al altar, no quería compromisos, hasta que la señorita Benjamin apareció en su vida. Mujeres, tres, a las que se unió la argentina Vina Velásquez, de la que en 2014 se subastó un importante conjunto de misivas y que según una crónica publicada en “The Washington Times” el 28 de julio de 1912 era una mujer “más bien robusta, y presenta un tipo peculiar de belleza española, placentera pero no extraordinaria”. Pero regresemos a Ada. Después de enterrar a su padre y de volver a su mansión en Bellosguardo, Caruso fue puntualmente informado por el jardinero de que Ada había abandonado el hogar con el chófer rumbo a Niza y el vehículo por el que el cantante había desembolsado 12.000 liras de aquellos tempranos años del siglo XX. “He hecho algo que creo que no te va a gustar”, le decía ella, a lo que Caruso replicaba: “Nada de lo que tú hagas estará mal hecho”.
El conductor, un tal Cesare Romiti, arrastraba una pésima fama de holgazán, estaba casado con una peluquera y vio en el oficio de conducir el automóvil de la familia Caruso una oportunidad: entraba en ella y se quedaba con la señora de la casa, una jugada redonda. Caruso sintió el dolor más profundo en sus carnes, el, intérprete de mil tragedias en escena, veía cómo era esta vez él protagonista de su propia desdicha. Sumido en la desesperación y sabiéndose carne de titular, el artista pensó incluso en quitarse la vida. Le retuvo, según el mismo narra en una misiva desesperada, el tener que sacar adelante a sus dos hijos: “Estaré aquí por estas dos almas que me necesitan porque si no ya me habría quitado de en medio”, relata. Ada era su obsesión y en ese bucle se hallaba, transitando día y noche por la misma senda. Se dice que incluso llegó a pedir ayuda para tratar de recuperar a su mujer al primer marido de esta, curioso si se tiene en cuenta que ella engañó al esposo con Caruso.
Un juicio mediático
Viajes a Túnez y Nápoles, reuniones con la familia y amigos y algún que otro escarceo amoroso le recolocaron hasta que volvió a subir a escena. Fue en la localidad alemana de Wiesbaden. Allí dijo adiós a Europa. Después llegó Estados Unidos, con su epicentro en Nueva York y un esfuerzo ímprobo que le hacía cantar casi todas las funciones en cartel casi todos los días. Verdaderamente extenuante. La infiel Ada tocó a la puerta de la habitación del hotel neoyorquino donde se hospedaba el tenor, que la echó a patadas. Un juicio que ocupó páginas de los principales diarios del país acabaría por dirimir sus diferencias. Ella, con el pretexto de haber abandonado su prometedora carrera para dedicarse al cuidado del hogar y apoyar el filón de oro de la garganta del cantante, le pedía mucho, quizá demasiado.
Y es que la vida del genial artista parece en ocasiones superar a la realidad. Para que nadie olvide la efeméride, La Scala, por ejemplo, inaugura el día 2 una exposición que tiene como centro a tres de los grandes ejes de la lírica de quienes también este año se celebra aniversario: además de Caruso estarán Di Stefano y Corelli, la Santísima Trinidad del canto. A través de la web se podrá seguir la vida y actuaciones del trío de “mitos del canto” (como se titula la muestra) on line en donde se recrearán escenarios de La Scala, se podrán escuchar actuaciones y grabaciones del trío y que acaba de una manera espectacular con el denominado “Concierto imposible”, una performance virtual de los tres artistas interpretando el mismo aria, “Vesti la giubba” de “Pagliacci” de Leoncavallo (teatroallascala.org)
Entre los conciertos programados para conmemorar la efeméride, además del que le dedicaron Juan Diego Flórez y Marina Monzó en el Festival de Ravello, con obras de Rossini, Donizetti, Gounod y Puccini, el que acogerá el Teatro San Carlo de Nápoles, donde Francesco Meli, Freddie de Tommaso y Franceso Demuro ofrecerán una gala lírica dirigida por Marco Armiliato (19 de septiembre), y el Festival Puccini de Torre del Lago, que subirá el proyecto “Caruso forever”, de Stefano Massini, dirigido por Alberto Veronesi el mismo día de la efeméride. Gema Pajares
También celebramos este año el centenario del nacimiento de Mario Lanza. No se dedicó a la ópera propiamente dicha, pero fue un grandísimo tenor.