TOMÁS MARCO REBASA LA BARRERA DE LAS NUEVE SINFONÍAS
TOMÁS MARCO REBASA LA BARRERA DE LAS NUEVE SINFONÍAS
Festival Internacional de Santander
Obras de Beethoven, Marco y Mendelssohn. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Dir.: Giancarlo de Lorenzo. Palacio de Festivales de Cantabria, Santander, 14 de julio de 2012.
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Llegar a diez Sinfonías no les pasa –ni les ha pasado- a todos los compositores, máxime cuando las obras no son camerísticas en el diseño ni escuetas en el trazado. Tomás Marco (Madrid, 1942), dentro de un verano espectacular, en el que ha estrenado una “Sonata” pianística –con Joaquín Achúcarro-, un poema sinfónico (“Mezquita-Catedral”) y un nuevo “Concierto de guitarra” –con Pablo Saínz-Villegas-, ha cerrado ciclo, semanas antes de cumplir 70 años de edad, presentando en Santander, encargo del Festival, su “Décima Sinfonía”, que toma del lema “Cantabria infinita” esta última palabra como título.
No es fácil predicar que esta nueva página sea la más importante de las Sinfonías de Marco: el ‘corpus’ central de su catálogo en la materia, las Sinfonías Cuarta (“Espacio qubrado”) de 1987, Quinta (“Modelos de universo”) de 1988-89, Sexta (“Imago Mundi”) de 1990-92 y Séptima (“Comoedia Milenni”) de 2000-04, plantea una potencia de ideas y una pluralidad de medios que tiene escaso parangón en la creación sinfónica española de nuestro tiempo. Esta “Décima”, pese a la ‘infinitud’ de su subtítulo, es una página casi comedida, escrita para una formación orquestal normal –la de la mayor parte del sinfonismo romántico-, con significativa y brillante percusión, y destacada intervención del arpa, que va marcando los “puntos y aparte” de la pieza. No hay cita folklórica alguna y sí se da un cierto talante narrativo-descriptivo en las diferentes secciones de la partitura, en especial en los tres tiempos centrales, los breves y scherzantes “Mar y monte” y “Cumbre y valle” y el meditativo tiempo central “Rincón de poetas”.
De Lorenzo, el maestro de Brescia responsable del estreno, protagonizó en la última semana un verdadero maratón musical en Santander: dirigió un concierto de cámara en la Catedral, llevó a Laredo la “Misa de Gloria” de Puccini, colaboró con Carles Padrissa y La Fura dels Baus en su montaje audiovisual de la trilogía romana de Respighi –cuyas “Fiestas”, “Fuentes” y “Pinos” dirigió fabulosamente- y remató faena con la sesión que se comenta, en donde, además del estreno de Marco, ofreció una magnífica lectura de la “Sinfonía Escocesa “ de Mendelssohn y de la obertura “Coriolano” de Beethoven. El público le aclamó, sí, pero la propia orquesta, la excelente Sinfónica de Bilbao, le aplaudió y vitoreó con entusiasmo. Un estupendo director al que no se debe olvidar. José Luis Pérez de Arteaga
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