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Por Publicado el: 27/07/2016Categorías: Entrevistas

Torres-Pardo: “Comprender y sentir la música es bueno”

Rosa Torres-Pardo: “Todo lo que nos haga comprender y sentir la música es bueno” 

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Rosa Torres-Pardo, una de las pianistas españolas más reconocidas a nivel internacional, acaba de presentar en La Quinta de Mahler el documental Una Rosa para Soler, del cual es protagonista destacada. Con la figura del Padre Soler como punto de partida, ha logrado desarrollar un proyecto que aúna todas las artes, desde la pintura o la arquitectura hasta la música y la danza. Artistas como los miembros de la Compañía Nacional de Danza, el Cuarteto Bretón, Rocío Márquez, Nicolai de Figueiredo o Adolfo Gutiérrez Viejo han participado en un documental que reconoce y pone en alza la figura del compositor español más importante del siglo XVIII. Actualmente se encuentra inmersa en el centenario de Enrique Granados junto a la cantaora Rocío Márquez en un proyecto titulado “Desconciertos”, al tiempo que prepara un documental sobre la figura del compositor ilerdense.

Acaba de proyectar en La Quinta de Mahler su documental Una Rosa para Soler, dirigida por Arantxa Aguirre, en el que usted es protagonista. Háblenos de este proyecto y qué nos encontramos en él.

Con el documental del Padre Antonio Soler, hecho sin pretensiones y sin saber hacia dónde nos iba a llevar, hemos aprendido mucho, conociendo su historia y su música. Por ejemplo, de los seis quintetos maravillosos tuve que buscar el facsímil en Francia. Con estas cosas te das cuenta del patrimonio musical que tenemos y lo abandonado que está, porque si a Soler, que es el más conocido, no se le ha dedicado el esfuerzo de publicar unas partituras, el resto es más complicado que salgan del olvido.

Como se ve en el documental nos hemos juntado una serie de artistas muy buenos, la Compañía Nacional de Danza, el Cuarteto Bretón, Rocío Márquez, Nicolai de Figueiredo (fallecido esta semana), Adolfo Gutiérrez Viejo… y hemos hecho una interesante demostración de parte de este repertorio, aunque nos gustaría que alguien retomara el tema y siguiera este trabajo del Padre Antonio Soler y de otros menos conocidos. Ojalá solamente seamos los pioneros, porque hay tanto que descubrir…

¿Cómo era Soler? ¿Cómo desde su celda en El Escorial se podía crear una música tan humana y pasional?

No existe siquiera un retrato, así que hemos emulado su imagen por la moda de los jerónimos de entonces con una especie de flequillo y una calva en el centro. Era un gran compositor, un músico con todas las letras y un gran instrumentista del órgano y del clavicémbalo.

Era un hombre muy relacionado con el exterior, que salía al Teatro de los Caños del Peral (en el espacio que ocupa ahora el Teatro Real), tenía correspondencia con el Padre Martini o Scarlatti, y en ese momento en que los reyes –desde Felipe V a Carlos III- servían de mecenas para la música aprovechó el centro creativo madrileño para tomar todo tipo de influencias en su música.

¿Cómo ha sido su proceso de búsqueda, recuperación e interpretación del repertorio de Soler desconocido?

Hasta hace poco tiempo dejaba a Soler a un lado por puro respeto, porque es una música muy transparente y hay que tener una técnica muy depurada para interpretarla. Aun así sabía que debía hacerlo tarde o temprano. El momento clave fue cuando el Cuarteto Bretón me preguntó qué nuevo programa podíamos hacer y empezamos a buscar estas partituras. Al mismo tiempo me llamó José Carlos Martínez, de la Compañía Nacional de Danza, para hacer las Sonatas de Scarlatti y discutimos para incluir a Soler. Ahí me di cuenta que teníamos material para hacer un documental, no una simple grabación sonora.

En este proyecto me he dado cuenta que estoy rodeada de una serie de grandes artistas como Arantxa Aguirre, el productor López Linares y todos los que aparecen, que más que compañeros son amigos.

¿Cree que la música española del siglo XVIII es la gran desconocida de nuestra herencia musical?

Creo que sí. Es algo que se comenta en la película porque está entre el siglo XVII y el Romanticismo, siendo una etapa descuidada, un eslabón perdido enorme. Podríamos abrir una colección de documentales para que realmente conozcamos nuestro patrimonio.

No es nuevo en usted ese interés por trabajar con artistas de otros campos de la música, como en este caso del flamenco o la danza. ¿Esta mezcolanza ayuda a que se recupere y se empiece a entender este siglo tan olvidado?

Creo que todo lo que nos haga comprender y sentir la música, y el arte en general, es bueno. Toda esa comprensión hace que amemos más las cosas y que se incentive esa búsqueda necesaria. Hace unos años, me llamaron para hacer un trabajo con Isabel Rey y con Sara Varas, y el resultado fue muy bueno. Incluso con el actor José Luis Gómez hicimos unos poemas de Valente con piano. Me di cuenta de la dimensión del teatro, la iluminación, en la música, cómo todas las artes son necesarias para acabar tocando un instrumento, y eso te abre un horizonte enorme.

¿Se ha encontrado, en ese arduo camino de recuperación, otros compositores interesantes de estudiar o que en un futuro pretenda sacar del olvido?

Tengo un compromiso que llevaré a cabo sin falta con Manuel de Falla. Ahora mismo estoy inmersa en el centenario de Granados, pero ya hice Albéniz y falta Falla. Claro, después de abordar todo ese mundo más conocido, y del que hay seguro otras partes sin conocer (la música de cámara de Granados no se conoce y es una maravilla), está la música del siglo XX por ejemplo pero, en fin, volveremos a hablar (ríe).

¿Cómo ha sido su colaboración con la cantante flamenca Rocío Márquez para un repertorio clásico como el del Padre Soler?

La escuché en un recital que hizo en casa de unos amigos y me pareció que tenía un registro grande y una cercanía con lo lírico. Así que le propuse hacer las tonadillas de Granados e hicimos una versión entre su mundo y el mío, entre su cinco y mi cuatro, como decimos en el documental. Ha sido una manera para mí de tocar libremente y para ella de ceñirse a ciertas normas.

También han realizado un espectáculo con el título “Desconcierto” en Granada en honor de Granados. ¿Con los dos proyectos podría haber divisado un punto en común entre Granados y Soler?

Soler da ese salto a lo popular con el fandango, que también hace Boccherini o Scarlatti. Integra lo que se oye en la calle con el palacio y eso es un camino marcado para los demás. Albéniz también insistió a Granados y Falla a seguir por esa senda de lo popular y así hicieron.

También ha colaborado con el Cuarteto Bretón, una de las agrupaciones que más ha hecho por recuperar el patrimonio musical español desde su formación. ¿Se trata de la primera vez que actúan juntos? ¿Es ya uno de los cuartetos más importantes de nuestro país?

Es un cuarteto muy importante por la cantidad de música española que estrena. Les conocí en un festival en Robles de la Ciana, en León, y a partir de ese momento nos planteamos hacer un quinteto de música española. La relación cada día es mejor y el estudio con ellos es magnífico.

¿Algún proyecto de futuro?

Ojalá podamos sacar adelante nuestro documental de Granados, que si no se hace ahora, el año del centenario, cuándo se va a hacer. Esperamos tenerlo terminado a lo largo de este año para estrenarlo el año que viene. Otros proyectos de futuro, más a largo plazo, son las Goyescas y más “Desconciertos”.

¿Grabará algún disco a corto plazo con Rocío Márquez?

De momento no, porque un disco son palabras mayores por el tiempo y dinero que conlleva. Aun así espero que participe en el próximo documental de Granados.

La última pregunta es casi obligada: ¿cómo ve la situación musical en España? ¿Demasiado distante respecto a Europa? ¿Alguna solución?

En España estábamos muy contentos por pasar de la nada al todo y ahora estamos regresando del todo a la nada. Sólo nos queda comprobar hasta cuánto se puede aguantar sin tener posibilidades de hacer cosas y cuánto tiempo más deberemos esperar. Mientras tanto tenemos unos maravillosos auditorios y unas orquestas magníficas a los que debemos intentar mantener a flote. Daniel Quirox Rosado

(Publicada originalmente en El Arte de la Fuga)

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