Tosca en La Coruña
Tosca en La Coruña
Por y para la voz
M. Lister, F.Casanova, J.Pons, M.L.Galindo, E.Serra, J.Morales, F.Tenneriello, M.G.Piñeiro. Orquesta Sinfónica de Castilla Leñón, Orfeón A Terra Nostra y Agrupación Infantil E Xuvenil Cantabile. X.Méndez, estenografía. X.M.Rabón, dirección escénica. K.Khan, dirección musical. Palacio de la Ópera. La Coruña, 29 de septiembre.
El género lírico se ha extendido tanto por España que han coincidido innecesariamente en el mismo día las aperturas de las temporadas del Real y el Liceo con una “Tosca” y un concierto de Angela Gheorghiu en La Coruña. La Asociación de Amigos de la Ópera coruñesa ha vuelto a tomar el control de un Festival de Ópera que languideció a causa de propuestas poco adecuadas para el entorno. Cuando el Festival Mozart se decanta por exquisiteces minoritarias no hay más alternativa para un festival que acudir al gran repertorio, que es lo que el público quiere ver y escuchar en una ciudad donde no ha habido una tradición constante. Y los Amigos de la Ópera tienen también claras otras dos cosas: que las voces ha de primar sobre la escenografías y que éstas han de ser livianas para permitir rápidos traslados a las ciudades vecinas, como Vigo, en donde se ofrecen los mismos espectáculos con un par de días de diferencia.
Por eso esta “Tosca” estuvo enfocada por y para las voces. La escenografía de Xosé Méndez resolvió con simpleza, sin aparatosidad, pero con dignidad a base de cinco paneles cuyos giros daban lugar a altares, chimeneas o almenas. Cierto es que cuajaron mejor en los actos segundo y tercero que en el primero, cuyo “Te Deum” pecó de minimalista. Hoy ya nunca significan un problema los fosos y la Orquesta de Castilla León, que no es especialista en el género, lució un sonido bello, compacto y hasta potente cuando el maestro Kemal Kahn se lo permitió. Y es que la orquesta también quedó supeditada a la vocalidad. Jamás apagó una voz e incluso se descolgó con enfoques casi camerísticos en el tercer acto, lo que puede ser discutible si pensamos que Karajan confesaba que necesitaba dirigir al menos una vez al año este título para arrojar fuera de él todas sus tensiones.
Y voces las hubo, empezando por la casi desconocida Marquita Lister, soprano de buena estatura y porte, dominadora de la escena, con voz amplia y acorde al papel y esa veladura de las cantantes de color tan atractiva para muchos. Un hallazgo. Francisco Casanova lució la brillantez de su timbre de tenor lírico ancho, convenció y venció. Juan Pons es siempre Scarpia de gran nivel y lo demostró con detalles personales de clase como el muy sugerente “In chiesa?”. Cumplió bien el resto del reparto y se alcanzó uno de los mayores éxitos líricos en La Coruña. Gonzalo ALONSO
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