traviata en Jerez: Caminos opuestos
“La Traviata” en Jeréz
Cristina Gallardo-Domás e Ismael Jordi, caminos opuestos
“La Traviata” de Verdi. C.Gallardo-Domás, I.Jordi, G.Sulvarán, M.Pardo, I.Salmoral, etc. F.López, dirección de escena. J.Euíz, estenografía y figurines. F.López, iluminación. E.Patrón de Rueda, dirección musical. Teatro Villamaría. Jerez de la Frontera, 5 de noviembre.
En la vida unos van y otros vienen. Así se ha cumplido en esta “Traviata” jerezana, producción estrenada en 1998 por Ángeles Blancas, en la que Cristina Gallardo Domás se despedía totalmente del papel e Ismael Jordi realizaba su debut. La soprano chilena ha realizado una importante carrera que le ha llevado a todos los teatros del mundo. Aún recuerdo su estupenda Violeta en el Festival de Munich de 2002 en la que cosechó un éxito tan apoteósico como en Jerez, que también le llevó a besar el suelo del escenario. Tras despedirse de un papel que le puede plantear algunas dificultades en el primer acto, ha vuelto a cantarlo en Jerez, ya definitivamente por última vez, a causa de su reciente matrimonio con una persona del lugar, en agradecimiento a la ciudad y en apoyo a su teatro. Ha sido “La traviata” de Gallardo-Domás por y a pesar de sus circunstancias familiares. Digo a pesar porque ha cantado apenas semanas después de dar a luz y aún alimentando a su hijo. Logró pasar con honestidad las coloraturas y agudos del primer aria, sin rehuir notas como hacen otras que nunca han llegado a cantar totalmente la partitura, para bordar literalmente los otros tres actos. Canta, interpreta y emociona. Su Violeta es de lo mejor de los últimos años.
Ismael Jordi era hace poco tiempo uno de los chicos del coro de este teatro. Debe resultar muy emocionante pasar de ahí, en un cerrar de ojos, a ser vitoreado en tu propia ciudad. Escribí hace unos ocho años, con ocasión de “Los amantes de Teruel” en Avilés, que había materia prima. No me equivoqué: la preciosa voz ha crecido y canta con mucho gusto. Si se mantiene en su repertorio tenemos en él otro de los nuevos grandes líricos. Y quien firma no comprende cómo dos figuras tan valiosas en momentos tan opuestos de carrera aún no han cantado en el Real lo que deben cantar. ¿Por qué, señores?
Los decorados, el vestuario de Jesús Ruiz y la puesta en escena de Francisco López ayudan al éxito aunque prolonguen excesivamente los descansos. Patrón de Rueda tiene detalles de clase en una dirección al servicio del canto. ¿Quién diría que en una década se iba a poder escuchar ópera decentemente en tantos puntos de España? Gonzalo ALONSO
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