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Por Publicado el: 06/11/2005Categorías: Crítica

Triunfo en Zurich de la música contemporánea española

Días para la Nueva Música en Zurich
Triunfo de la música contemporánea española
Obras de F.Guerrero, E.Hernandis Martínez y R.Gerhard. D.Alberman, violín. Orquesta de Valencia. Y.Traub, director. Tanhalle de Zurich 5 de noviembre.
En la célebre Tonhalle de Zurich, una de las salas de Europa más fascinantes y con mejor acústica, se ha celebrado una semana dedicada a la “música nueva” que ha contado con una muy amplia representación española, con obras de Gerhard, del Puerto, López López, Hernandis Martínez y, sobre todo, Francisco Guerrero. Han participado también la Orquesta de Valencia y el Coro Proyecto Guerrero. Sin duda estamos ante ecos del excelente trabajo realizado en años pasados por Xavier Güell en Suiza, a base de una amplia muestra de la música de hoy en ambos países.
España, poco a poco, empieza a tener voz musical propia más allá de nuestras fronteras, especialmente a través de nuestros autores contemporáneos. Así la Orquesta de la Comunidad de Madrid es ya casi habitual en la Bienal de Venecia o el buen resultado la gira de la ONE por México, aunque este caso sea diferente por muchos motivos.
Resulta revelador escuchar tres obras seguidas de Francisco Guerrero. Alguna voz perversa podría comentar “más de lo mismo”. Sería posiblemente lo mismo que algunos dijeron de Brahms en su tiempo y es que la música de Guerrero posee una personalidad inconfundible. Esto es patrimonio de muy pocos. Otra de sus características, su saber hacer en el campo del cuarteto, también quedaba de manifiesto. “Zayin VI” suena casi a trascripción de un cuarteto a violín solo. Hasta su amplia duración parece indicativo de ello. Obra de acentos graves y de enorme atractivo en su inestabilidad, fue estupendamente tocada por David Alberman aprovechando la gran acústica de la sala y también la peligrosa dificultad de su peculiar reverberación. En cambio a la “Ariadna” para conjunto de veinte cuerdas le sucede lo contrario, pues parece un cuarteto ampliado, lleno de pizzicatos, col legno y glissandos, fruto del análisis combinatorio. La primera parte se redondeó con esa partitura maestra que es “Coma Berenices”, con la que los de la CAM lograron un gran éxito en Venecia y obra que va haciéndose un hueco en el repertorio contemporáneo. Es una pena que la prematura muerte de Guerrero nos impidió conocer el diferente camino que pensaba emprender tras este compendio final de su técnica y lenguaje. Su potencia y agresividad, un poco en la línea de Varese, triunfaron también en Zurich entre un público que claramente era conocedor de estas “nuevas músicas”.
Fue por ello un error de la organización de la muestra incorporar una pieza, “Retratos históricos”, del muy joven Hernandis Martínez más adecuada para preludio de un concierto de temporada española que para una muestra del nivel de la de Zurich. Su colorido e inspiración medio cinematográfica, con toques de “La Gran Vía” o “La violetera” quizá pertenezcan a un cierto Madrid, pero muy poco tienen que ver con la masacre del IIM que pretenden reflejar. El público no tuvo ni una duda al mostrar su desaprobación.
Por la “Tercera Sinfonía” (1960) “Collages” de Gerhard no parece haber pasado el tiempo, aunque fuese revisada en 1967 y suena con la misma vigencia, lo que apoya que estamos ante una obra maestra. Muchos y largos aplausos, como antes sucedió co “Coma Berenices” de Guerrero, premiaron la partitura que con satisfacción exhibió Yaron Traub quien, como nuevo titular de la Orquesta de Valencia, mostró esperanzadoras capacidades de energía, control y comunicación. Logró de la agrupación valenciana, tan bien preparada por Gómez Martínez durante sus ocho años de titularidad, un sonido que no tuvo nada que envidiar al de cualquier orquesta centroeuropea de primera fila que hubiese abordado en la Tonhalle el mismo programa. Una excelente intervención ligeramente empañada por un pequeño borrón. Gonzalo ALONSO

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