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Rotundo e inspirado inicio de ciclo
Carlos medievales
Por Publicado el: 02/09/2004Categorías: Crítica

Triunfo rossiniano

Quincena Musical Donostiarra
Triunfo rossiniano
“La donna del lago” de Rossini. D.Takova, D.Barcellona, J.D.Flórez, G.Kunde, S.Orfila, M.Itoiz, A.La Katurian. Orquesta Pablo Sarasate, Banda de Música de Pamplona, Orfeón Pamplonés. R.Frizza, director. Auditorio Kursaal. San Sebastián, 1 de septiembre.
“La donna del lago” pertenece al Rossini serio, que no trágico. Enmarcada en la etapa napolitana (San Carlo 1819) no se puede incluir entre lo mejor del compositor. De hecho ni siquiera escribió todas sus notas, sino que contó con un colaborador desconocido para todos los recitativos excepto dos de ellos e incluso para algún aria y es que el tiempo para el estreno apremiaba. Sin embargo contiene números muy bellos, algunos con influencia cherubiniana y bastantes intuidos o reflejados en otras obras propias.
Esta ópera es ante todo una partitura para la exhibición vocal, para divos en cuatro de sus principales papeles: soprano, mezzo y dos tenores, uno de timbre ligero y otro más oscuro. Cualquiera de ellos puede convertirse en rey de la obra si se trata de una primera figura. Caballé triunfó de joven con el papel que da título a la ópera, como la legendaria Isabel Colbrán del estreno. Darisa Takova no posee la limpieza de timbre y la soltura en agudos y coloratura como para arrasar, pero logró subir muchos puntos en el aria final. El tenor Gregory Kunde brilló más en los inclementes agudos -no siempre bien colocados ni limpios- que en los pasajes casi baritonales, apenas audibles. Justo es reconocer que posiblemente no haya hoy tenor alguno para este papel. Se alzaron con el triunfo Daniella Barcellona y Juan Diego Flórez. La primera bordó sus dos arias, con gran ovación tras la segunda, cantando con entrega, resolviendo muy eficazmente las agilidades e impresionando con sus registros. El segundo, aunque su parte no sea tan amplia, admiró una vez más por la línea, la musicalidad, la belleza de la voz y la limpieza de los agudos. No hay otro para este repertorio y que nos dure. Simón Orfila estuvo a la altura en su breve pero importante participación y otro tanto cabe apuntar de Maite Itoiz.
El conjunto repetirá mañana en Pamplona. De ahí la presencia de la Orquesta Pablo Sarasate, cuyos 125 años de vida merecían el reemprendimiento de su actividad profesional, y que lograron salir airosos de un género no habitual para ellos. El Orfeón Pamplonés fue generosamente aplaudido en la tierra del Donostiarra. Ricardo Frizza acertó en tempos y controló en todo instante. El público, que había seguido a través de subtítulos la enrevesada e increíble trama basada en la obra homónima de Walter Scott –el primer libreto de éste trasladado a la ópera italiana-, no se levantaba de sus asientos. Se cumplió el éxito previsto para esta ópera en versión de concierto. Gonzalo Alonso

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