Un buen barítono
CRÍTICA DE MÚSICA, EL CORREO DE ALAVA
Un buen barítono
01.11.08 –
JOEBA LOBERA
L os ‘lieder’ o ‘canciones’ en alemán, contaron con una gran aceptación en el siglo XIX, sobre todo por la importancia que el piano fue cobrando a lo largo del Romanticismo y el nivel logrado por la canción alemana. Con Franz Schubert y sus ciclos de lieder, el piano se convirtió en un personaje adaptado al poema interpretado, cuyos contenidos se reflejan en el ritmo, la estructura armónica, la expresividad y sonoridad del instrumento, en perfecta simbiosis con la voz.
Buen ejemplo de ello es el ciclo ‘Winterreise’ o ‘Viaje de Invierno’, obra cumbre de Schubert. El barítono Iñaki Fresán supo jugar con la riqueza y belleza melódica de los 24 lied que integran la partitura. Mantuvo una línea expresiva muy adecuada para llevar el peso de la serie en adecuado equilibrio con su acompañante al piano, Juan Antonio Alvarez, un pianista impecable , muy coordinado con la voz, dominante en los esquemas rítmicos, en las líneas expresivas de tensión y pasión, en las texturas, acordes, y respuestas melódicas al canto del solista.
Fue el quien apoyó al cantante, amplio en su registro, muy profundo en los graves, nítido en los agudos, de fraseo claro y de melodía que surgió con naturalidad y amplitud de matices, los apropiados para decorar la variedad de contenidos, basados en la idea de un amor no correspondido. Predominan en la obra ambientes tristes y melancólicos, que Fresán supo reflejar con acierto.
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