Teatro de la Zarzuela

Un buen espectáculo para cuatro gatos

“La tabernera del puerto” de Sorozábal con libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Mario Gas, dirección escénica. Josep Caballé-Domenech, dirección musical. Ezio Frigerio, escenografía. Franca Squarcipiano, vestuario. Vinicio Cheli, iluminación. Marina Monzó, Javier Franco, Alejandro del Cerro, Rubén Amoretti, Ruth González, Vicky Peña, Pep Molina, Ángel Ruiz, Abel García, Carlos Martos, Didier Otaola. Orquesta de la Comunidad de Madrid y Coro Titular del Teatro de la Zarzuela.

Gonzalo Alonso

Segundo título en el Teatro de la Zarzuela que se presenta en pleno conflicto por su unión al Teatro Real. Hay una diferencia con “Policías y ladrones”, el anterior afectado, y es que aquí había programadas doce funciones con el aforo vendido en un 90%. En principio sólo se representará dos veces. Cierto es que no se generan derechos de autor si la música no suena, pero todos los intérpretes cobrarán las otras diez funciones canceladas y que la producción de Frigerio y Squarcipiano habrá tenido un coste. Además se pierde toda la taquilla. No es cosa que realmente le afecte a la caja del propio teatro, porque no es unidad de ingresos y gastos propios, pero afecta al Estado, es decir a todos nosotros. Y por partida doble: por el dinero quemado y porque la gran mayoría no podrá ver un buen espectáculo. Todo por tres cabezonerías: Teatro Real, Ministerio de Cultura y los sindicatos. Los tres convertidos en otra zarzuela con tintes de sainete. ¿Dónde está el sentido común? Y , si entre los tres no son capaces de hallar una solución, sométanse cuanto antes a un arbitraje.

Empezó el espectáculo con la lectura de un manifiesto muy correcto por parte de los trabajadores del teatro, dando las gracias por el apoyo recibido y pidiendo disculpas por los perjuicios causados. Fue largamente ovacionado. Luego llegó el mar, protagonista de esta zarzuela, aunque en esta ocasión sólo aparezca en proyecciones sobre el telón. Gas, Frigerio y Squarcipiano han entendido la obra y es que Gas lleva mucho tiempo con ella, no en vano su padre fue Simpson en su estreno. Aciertan a dar su propia importancia a los diálogos y al canto, con lo que ofrecen teatro. Buena parte de ello radica en la encomiable labor del reparto secundario, que muestra algo muy propio del género que ha de estar bien hecho y que precisa cantera. El Real habrá de tenerlo en cuenta. Son dos horas y media incluidos dos descansos de diez minutos cada uno, que apenas sirven para estirar las piernas y mejor así. Un solo decorado de tres paredes resuelve prácticamente todo, salvo la proyección que soluciona la escena del naufragio.

Marina Monzó no ha cumplido aún veinticinco años y ello se deja sentir en cierta falta de desenvoltura escénica y en los diálogos, pero la vos es bella y proyecta. Cantó muy bien “En un país de fábula”. Ha de cuidar no forzar en el registro alto. Javier Franco resultó un buen Juan Eguía y se reservó para echar el resto y bordar su gran escena del tercer acto. No lo tenía fácil Alejandro del Cerro ya que el “No puede ser” ha sido piedra de toque de todos los grandes. Resolvió con entrega a pesar de que sus notas finales requieran una voz con más cuerpo. Impecable en el resto de su parte. Rubén Amoretti aportó su experiencia en el papel, además de su timbre de auténtico bajo y gustó mucho en su popular “La luna es blanca”. Josep Caballé-Domenech supo concertar de forma que orquesta y coro fuesen personajes más, sin protagonismos excesivos y sin altibajos. Todos ellos fueron muy ovacionados tanto en el trascurso de la función como a su final.

El día 17 se presentará la próxima temporada, que se abrirá espectacularmente con una “Katiuska” en las voces de Ainhoa Arteta, Jorge de León y Carlos Álvarez, que será retransmitida hasta en Latinoamérica, una vez renegociado el convenio laboral que lo impedía económicamente. Esto no lo sabían en el Teatro Real. Hay morbo: ¿Quién acudirá a esa presentación? ¿Se admitirán preguntas? También lo hay para la presentación de a próxima del CNDM el día 23.