Un español en Viena
La noticia circulaba mucho antes a través de los sms de los aficionados que en los medios de comunicación. Hace aproximadamente un año recibí un email de Alfonso Aijón en el que me contaba los éxitos que empezaba a tener en el extranjero el joven de 31 años Guillermo García Calvo. Comentando los nuevos valores con Jorge Cuya, gerente de los Teatros del Canal, surgió el nombre del madrileño. Se le había contratado para dirigir las funciones de “Carmen” del verano pasado en El Escorial. Iba a ser su debut en la obra y prácticamente en Madrid. Sin embargo se sintió tentado por una oferta para dirigir un concierto con la Orquesta de Málaga y, pensando que aquella titularidad estaba libre, decidió cambiar El Escorial por Málaga.
García Calvo ha desarrollado su carrera hasta la fecha fundamentalmente en dos ciudades, Berlín y Viena. En la segunda trabajó como ayudante de Miguel Ángel Gómez Martínez, asistiéndole en los ensayos a piano y confirmándose como un pianista de gran valía. Tuvo la intención de presentarse al concurso de Jesús López Cobos en el Teatro Real y hasta preparó para ello el segundo acto de “La Boheme” pero, posiblemente con acierto, se hizo la pregunta “¿Qué es mejor ser asistente de López Cobos en en el Real o de Mehta, Thielemann, etc en la Ópera de Viena? Y allí se quedó. Entre medias cosechó muy buenas críticas dirigiendo “La Cenerentola” en Berlín, lo que se tradujo en su regreso con “El Barbero de Sevilla”. Uno de sus puntos fuertes, como lo es también de los citados Gómez Martínez o López Cobos, es la tranquilidad y claridad que comunica a las orquestas, cuyos músicos le tienen en gran aprecio. De ahí la oportunidad que acaba de recibir en Viena. Cuando Gatti enfermó, fue la propia Filarmónica de Viena la que habló con el intendente del teatro para que la nueva producción de “Macbeth” le fuese ofrecida al español. Anteriormente, que recuerde, sólo otro español, García Navarro, había estrenado una producción. El pasado día 7, al terminar la premier, recibió los únicos bravos junto al barítono Simon Keenlyside de un público que masacró al director de escena Neva Nemirova.
Sin duda es una buena noticia para la música española, aunque una vez más se cumpla el dicho “Para triunfar en España hay que hacerlo por tierra, mar o aire”. Gonzalo Alonso