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Por Publicado el: 05/07/2016Categorías: Crítica, En vivo

Un Lohengrin de resaca en Munich

Un Lohengrin de resaca

LOHENGRIN (R. WAGNER)

Nationaltheater de Munich. 2 Julio 2016.

Termina la primera parte de mi visita al Festival de Julio de Munich, que tendrá continuación otras dos veces. Ha sido esta representación de Lohengrin la que ha dado fin a esta corta estancia y lo ha  hecho con un éxito más bien moderado, habiendo contado con una buena prestación musical, un reparto vocal, en el que se ha unido lo muy bueno con lo mediocre, y, finalmente, una producción escénica que no mejora con los años.

LOHENGRIN. MUNICH. FESTIVAL 2016 (1)_page4_image1Escena

La producción es la conocida de Richard Jones, que se estrenara en este teatro en el Festival de Julio de 2009 y de la que he dado cuenta en nada menos que otras 4 ocasiones anteriores, la última de ellas dur ante el pasado mes de Marzo. Ya en su estreno esta producción levantó una auténtica polvareda y el día del estreno el director de escena  británico Richard Jones fue sonoramente abucheado, lo que ya no volvió a ocurrir, por que nunca más ha salido a saludar en  las reposiciones que se han visto en Munich. Lo que nos ofrece Richard Jones es una visión  personal, cuyo engarce con  libreto y partitura es prácticamente inexistente.

La trama se trae a tiempos modernos, seguramente a los años 60 del pasado siglo, y Elsa  quiere  construir  una  casa,  labor  a  la  que  se  entregrará  posteriormente Lohengrin.  El  simbolismo  de  la  construcción  de  algo  no  está  mal  traído,  si pensamos más en una nueva sociedad o hasta en un amor   que en una casa. Lo cierto  es  que  la  casa  va  levantándose  acto  a  acto,  ocupando  toda  la  escena finalmente, y la verdad es que uno acaba bastante harto de ladrillos y cemento. La originalidad  de  Mr.  J ones  consiste  en  que  Lohengrin  queda  abatido  ante  las preguntas de Elsa en el tercer acto y prende fuego a la casa que han construido, rociándola con gasolina. La escena final consiste en un suicidio colectivo de todo el coro, al abandona rles Lohengrin. Cualquiera se dará cuenta que estas ideas no pueden hacer sino chirria r con el texto y la música. El coro canta como si estuviera en  una  versión  de  concierto,  aunque  con  trajes,  mientras  que  la  dirección  de actores no pasa de la r tina. Para el a rchivo diré que a escenografía y el ramplón vestuario son de Ultz y la floja iluminación es de Mimi Jordan Sherin.

LOHENGRIN. MUNICH. FESTIVAL 2016 (1)_page4_image2

Anne Schwanewilms y Klaus Florian Vogt

Como en Marzo, ocupaba el podio Lothar Koenigs, que venía de obtener un buen éxito con Moses und Aron en el Teatro Real. Su dirección ha sido muy solvente, aunque  ha  tenido dos graves inconvenientes, de los que difícilmente puede ser responsable él mismo. Me refiero a que es éste el primer Lohengrin que veo desde que  el  pasado  mes  de  Mayo  quedáramos  deslumbrados  con  la  dirección  de Thielemann  en el Lohengrin de Dresde. A eso hay que añadir que el día anterior ocupaba el podio Kirill Petrenko en una Tosca para el recuerdo. Uno tiene que hacer esfuerzos para olvidarse de esos antecedentes, porque es evidente que no sirven de   punto de comparación. Lotha r Koenigs es un excelente director y nos ofreció   lo mejor  de su lectura en los dos últimos actos, en los que no faltó ni brillantez   ni   inspiración.   A   sus   órdenes   estuvo   la   magnífica   Bayerische Staatsorchester.  Muy  buena  también  la  prestación  del  Chor  der  Bayerische Staatsoper.
Como  digo  más  arriba,  el  reparto  vocal  reunido  ha  sido  bastante  irregular, uniendo a grandes intérpretes (Lohengrin y Ortrud) a otros más bien mediocres, especialmente Elsa y Telramund. En estos casos queda al criterio del espectador considerar que el vaso está medio lleno o medio vacío.

Klaus Florian Vogt volvía a ser Lohengrin y una vez más ha vuelto a ofrecer un a inte rpretación   magnífica.   Su   dominio   del   personaje   y   de   la   partitura   es impresionante  y  no  tiene  más  inconveniente  que  el  de  su  voz  excesivamente blanquecina.   En   otros   personajes,   como   Siegmund,   esto   es   un   hándicap importante, pero no lo es en un personaje como Lohengrin y ha vuelto a demostrar que posiblemente sea él hoy el mejor intérprete del Caballero del Cisne.

LOHENGRIN. MUNICH. FESTIVAL 2016 (1)_page4_image3

Klaus Florian Vogt

Esta producción la estrenó Anja Harte ros en el año 2009 y no es fácil olvidarse de lo que nos ofreció. Mucho menos todavía es posible olvidarse de su Tosca del día anterior. Lamentablemente, no estaba Anja Harteros encarnando a Elsa, sino su compatriota Anne Schwanewilms, que no se encuentra precisamente en el mejor momento de su carrera. No cabe duda de que su voz es atractiva y de que canta con gusto, pero resulta una intérprete muy fría y distante  en escena y no puede superar, sino al contrario, los momentos más dr am áticos del tercer acto, quedando en evidencia al fallar de manera clara en la notas altas de las preguntas definitivas de Elsa a Lohengrin. Esto no es una novedad. Mucho recordarán que lo mismo ocurrió hace dos años en el Teat ro Real. Entonces pudimos pensar que aquello era un accidente, pero estábamos equivocados.
El otro auténtico referente del reparto era Evelyn Herlitzius como Ortrud. Si en Dresde en  la  ocasión  referida  más  arriba  brilló con luz  propia, otro  tanto  ha ocurrido  aquí.  La  diferencia  es  que  entonces  formaba  parte  de  un  reparto excepcional y ahora no tenía ninguna dificultad para impresionar. Siempre es un placer ver a la Herlitzius en estos personajes.

El barítono ruso Evgeny Nikitin me resultó un Telramund un tanto decepcionante. Recuerdo que en el estr eno de esta producción él era el Heraldo del Rey y lo hacía muy bien, pero Telramund es otra cosa. A pesar de que siempre me ha pa recido un barítono  poderoso,  le  he  encontrado  mucho  más  apretado  que  en  ocasiones anteriores.

LOHENGRIN. MUNICH. FESTIVAL 2016 (1)_page4_image4Evgeny Nikitin y Evelyn Herlitzius

Cumplió con solvencia con su cometido el bajo Christof Fischesser como el Rey Heinrich. No está sobrado de amplitud, pero siempre es un intérprete solvente.

Finalmente, el Heraldo del Rey fue interpretado de manera brillante por Markus Eiche, una auténtica garantía en todo lo que interpreta.

El Nationaltheater  había agotado sus localidades. El  público dedicó una cálida acogida a los artistas, siendo el  triunfo más importante y me recido el de Klaus Florian Vogt.
La  representación comenzó con los habituales 5 minutos de retraso y tuvo una duración de 4 horas y 47 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de  3 horas y 32 minutos, exactamente igual que en Marzo y 4 minutos más lenta que la de Thielemann en Dresde. Diez minutos de aplausos, los dos últimos muy arrastrados.
El precio de la localidad más car a era de 163 euros, habiendo butacas de platea desde 91 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 39 euros. J.M. IRURZUN

Fotos: W. Hösl

 

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