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Por Publicado el: 01/04/2008Categorías: Crítica

Un recital serio

XIV Ciclo de Lied
Un recital serio
Obras de Brahms. Christian Gerhaher, barítono y Gerold Huber, piano. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 31 de marzo
El barítono Christian Gerhaher y el pianista Gerold Huber regresaron al Ciclo de Lied de la Fundación Caja de Madrid y el Teatro de la Zarzuela en la que supone su cuarta visita y aquella en la que probablemente han alcanzado las cotas más altas. No precisamente el acompañante, a quien le falta fuerza para tocar Brahms, pero sí el solista. Gerhaher, que ha recibido clases de Dietrch Fischer Dieskau, Elisabeth Schwarzkopf e Inge Borkh entre otros, ha madurado vocal e interpretativamente. El instrumento ha ganado peso y consistencia los graves, manteniendo la calidad de los registros central y agudo. Pero quizá sea lo de menos, porque por encima se coloca la depurada línea de canto, la profundidad de ejecución y la seriedad de los planteamientos.
No es fácil presentar un programa monográfico Brahms porque se puede caer en la uniformidad por mucha belleza que reúnan los lied. Algo de ello se apuntó en los contenidos aplausos de la primera parte, para remontar el vuelo tras el descanso. Gerhaher comulga plenamente con una de las ideas esenciales del compositor: la belleza de la forma musical está por encima de todo y también con otra de su maestro Fischer-Dieskau: no se debe dramatizar sino dejar que la música y sus contenidos fluyan con naturalidad. No fue Brahms un autor que seleccionase demasiado los textos de sus lied y prueba de ello son algunos de los ofrecidos en el recital, pero es que para él no eran más que una excusa para verter música sobre ellos. El trabajo con los de la Biblia para sus “Cuatro canciones serias” supone una de las cimas de su amplísima obra para voz y piano. Son cuatro lied que encuentran su mejor vehículo en un bajo-barítono, cuerda más grave de la de Gerhaher, pero el artista logró conmover y coronar una sesión sin concesiones con gran hondura. La diferencia de nivel técnico con el pianista Gerold Huber queda compensada por la perfecta compenetración entre ambos. Uno de los recitales vocales más serios de los últimos meses. Gonzalo Alonso

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