SIMON BOCCANEGRA (G. VERDI)

Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 22 Abril 2016.

Esta representación es la primera del que podemos llamar segundo reparto, que va entre las funciones que cantó Leo Nucci y las que va a cantar Plácido Domingo. La novedad respecto de la función de estreno del pasado día 12 tiene que ver con el protagonista de la ópera y con la reaparición del tenor titular. El resultado no ha pasado de la corrección.

Nada hay que añadir a lo escrito hace unos días sobre la producción de José Luis Gómez. No me extrañaría que haya algún cambio en la de hoy con Supermán.

Escena

Tampoco hay mucho que comentar sobre la dirección de Massimo Zanetti. Me siguió resultando rutinaria en el prólogo y en el primer acto, mejorando claramente en el segundo, para volver a la rutina en el acto final. Me llamó mucho la atención que esta vez parara la orquesta tras el aria de Gabriele Adorno en el segundo acto. Me parece lo normal. Lo que no entiendo es que no la parara tras la interpretación de José Bros en el día del estreno. La Orquesta del Liceu sigue confirmando su mejoría y lo hizo bien el Coro del Liceu.

El nuevo Simón era el barítono italiano Giovanni Meoni, adecuado vocalmente, pero con carencias de estilo evidentes. Si sobre la interpretación de Leo Nucci yo escribía cómo el italiano daba a cada frase y a cada palabra el acento justo, en el caso de Meoni tendría que decir lo contrario. Todo es igual de inexpresivo. En el programa de mano Plácido Domingo escribe sobre su visión del personaje del Doge genovés y expresa la necesidad de utilizar la paleta de colores de la voz para traducir bien al personaje. Dice

que, de no hacerse así, se cae en el tedio. Eso es exactamente lo que ocurre con Giovanni Meoni. No es un problema de voz ni de adecuación de la misma al personaje, sino de pura monotonía en el canto.

Volvía Barbara Frittoli a interpretar el personaje de Amelia Grimaldi y lo hizo mejor que el día del estreno. Al menos no se perdió en el aria de entrada y pareció más entregada al rol que entonces. Siguen los sonidos destemplados en la parte de arriba, pero al menos hubo más entrega por su parte.

Barbara Frittoli y Fabio Sartori

Fabio Sartori nos ofreció un Gabriele Adorno digno de elogio en cuanto a su prestación vocal se refiere, aunque escénicamente no se pueden pedir peras al olmo. La voz tiene calidad, está muy bien timbrada y emitida y no tiene ningún problema para resolver con brillantez los problemas de la partitura. La voz es mejor que la de José Bros, pero el catalán es un intérprete más convincente. Los dos han rayado a buena altura.

Vitalij Kowaljow repitió su Jacopo Fiesco y resultó correcto, sin mayor brillo y corto de emoción en el último acto.

Ángel Ódena volvió a incidir en el abuso de decibelios en la parte de Paolo Albiani.

Damián del Castillo lo hizo de nuevo bien como Pietro. Francisco Vas volvió a demostrar su categoría de cantante en la breve parte del Capitán. Raquel Lucena repitió como Criada de Amelia.

El Liceu ofrecía una ocupación de alrededor del 80 % de su aforo. El público se mostró cálido con los artistas, siendo los mejores aplausos para Fabio Sartori.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 43 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 9 minutos, prácticamente igual que la del último día. Cinco minutos de aplausos.

El precio de la entrada más cara era de 286 euros, habiendo butacas de platea desde 152 euros. La entrada más barata costaba 36 euros. José M. Irurzun

Fotos: A. Bofill