DAS LIEBESVERBOT (R. WAGNER)

Teatro Real de Madrid. 4 Marzo 2016.

Esta representación corresponde al segundo reparto, en el que hemos tenido también novedades inesperadas en el podio. El resultado ha estado muy en línea con el del reparto titular.

Escena

Nada tengo que añadir a lo dicho ayer sobre la producción de Kasper Holten. Me sigue pareciendo una producción escénica original y muy divertida y estoy seguro de que triunfará en su paso por otros escenarios del mundo. La considero digna del premio Campoamor de esta temporada.

Ivor Bolton no ocupó el podio en esta ocasión, sino que lo hizo su asistente Francesc Prat, a quien no había visto dirigir hasta ahora. No sé cuáles son las razones para la cancelación del titular musical del Teatro Real, porque no se ha dado ninguna explicación. De hecho, yo me enteré del cambio cuando salió al foso el nuevo director, ya que la hojita anunciando el cambio no llegó a mi programa de mano. La dirección de Francesc Prat ha sido una agradable sorpresa, resultándome más brillante que la de su jefe el día anterior. Los tiempos fueron más vivos, especialmente en la primera parte de la ópera, lo que contribuyó al buen resultado final de la ópera. Hubo buen control de foso y escena, aunque se produjo algún pequeño desajuste al final de la ópera. Quizá el ímpetu de su dirección trajo consigo un cierto exceso de volumen orquestal en ocasiones. En conjunto, me pareció una dirección francamente buena.

La nueva Isabella fue la soprano alemana Sonja Gornik, que mostró una voz de soprano lírica, adecuada al personaje, con buena desenvoltura escénica. No llega a tener la calidad de Manuela Uhl, pero me parece una digna intérprete de un rol poco conocido.

Leigh Melrose y Sonja Gornik

Estupenda fue la interpretación escénica del barítono británico Leigh Melrose como Friedrich, demostrando unas dotes de actor totalmente fuera de lo común. Se le veía además muy divertido él mismo en escena. Vocalmente, lo hizo bien, con una voz de cierto atractivo, aunque tiende en ocasiones a abrir sonidos.

Peter Bronder fue en esta ocasión Luzio y no me parece una buena elección. Este tenor británico es un excelente tenor de carácter, uno de los mejores intérpretes de Mime y de Herodes de la actualidad, pero sus características vocales no son las que requiere el personaje de Luzio. La voz es amplia, de poca calidad, es un excelente actor y tiene además el hándicap de su figura. Baste decir que su Isabella (de estatura normal) le sacaba más de la cabeza. Si el Luzio del reparto titular dio los DO en falsete, Peter Bronder simplemente los evitó.

El tenor georgiano Mikheil Sheshabiridze ofreció una voz lírica de cierta amplitud en el personaje de Claudio, aunque tampoco resultó su voz atractiva.

La otra novedad del reparto fue el barítono Martin Winkler en el personaje de Brighella, que lo hizo muy bien. Es un auténtico animal de escena y vocalmente cumple con suficiencia.

El resto de personajes repetían actuación. Para el archivo diré que eran María Hinojosa, una desenvuelta y atractiva Dorella, María Miró, cantando bien la parte de Marianna, algo ácida en la parte alta, David Jerusalem en un sonoro Angelo, David Alegret, adecuado como Antonio, Francisco Vas, muy divertido en Pontio Pilato, e Isaac Galán como Daniel.

María Hinojosa y Martin Winkler

El Teatro Real ofrecía una ocupación próxima al 85 % de su aforo. El público se mostró satisfecho con el resultado de la representación, aplaudiendo con fuerza a todos los artistas, siendo las mayores ovaciones para la pareja protagonista y para Francesc Prat.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 54 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 28 minutos, es decir 6 minutos más rápida que la lectura de Ivor Bolton el día anterior. Cinco minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 214 euros, habiendo butacas de platea al precio de 204 euros. La entrada más barata con visibilidad costaba 35 euros. José M. Irurzun

Fotos: Javier del Real